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Fuente: IPDRS

Autoría: Gabriela Silva Andreu

Fecha: Martes, 17 Enero 2017

ODS 9, discusión de los ODS en clave rural y en el ámbito de Bolivia: Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación

 

SILVA ANDREU, Gabriela Paola

(CIDES – UMSA. Maestría en Desarrollo Rural Sostenible 2016 – 2017)

 

 

 

  1. Introducción

Como introducción al análisis del presente objetivo, a continuación se fragmenta cada uno de los componentes del mismo, recurriendo a la revisión de conceptos, enfoques  y consideraciones de importancia que han permitido su planteamiento de manera genérica y a nivel mundial.

En el caso del término resiliencia, éste proviene de una definición de la psicología humana que significa: la capacidad de los seres humanos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. En el ámbito del desarrollo, resiliencia es un término utilizado recientemente como estrategia por las Naciones Unidas para la reducción de riesgo en comunidades, tanto en su aspecto cultural y material, teniendo la premisa de resistir o adaptarse de tal forma que ésta siga teniendo un nivel aceptable de funcionamiento, determinado por el grado en que cada sistema social es capaz de organizarse a sí mismo y la habilidad de incrementar su capacidad de aprender y adaptarse, incluyendo la capacidad de recuperarse de un desastre (Naciones Unidas, en Klein et al, 2003)

En el objetivo 9, el enfoque de construcción de infraestructuras resilientes se encuentra en torno a desarrollar capacidades en los países para sobreponerse a los efectos del cambio climático de manera más ágil y reduciendo lo más posible las consecuencias sociales y económicas. Los efectos del cambio climático, en muchos países del mundo se traducen en grandes desastres y fenómenos dramáticos que afectan la economía de los países, en muchos casos de manera irreversible. En este sentido, se considera importante que los países inviertan en la reducción del riesgo de desastres naturales a partir de la construcción de infraestructuras que aumenten la resiliencia de las comunidades expuestas a estos desastres naturales o provocados por el hombre y muy vulnerables a los impactos adversos del cambio climáticos. Desde esta perspectiva, esto implica una serie de evaluaciones de la infraestructura actual, la mejora en la planificación urbana y el diseño de infraestructuras más resilientes como escuelas, hospitales y carreteras. 

En cuanto a la industrialización inclusiva y sostenible, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, señaló que la industrialización forma parte de los objetivos de la nueva agenda de desarrollo sostenible y destacó su importancia como motor del desarrollo.

 

…“Muchas veces, pensar en la industria, hace a la gente pensar en la contaminación o las malas prácticas laborales. Pero cuando los apaíses se industrializan de manera inclusiva y sostenible, pueden crear trabajos decentes y conservar sus recursos sin explotar al medio ambiente o a la gente”…[1]

 

Para esta temática, la nueva agenda que sucede a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas (ODM),  realiza el siguiente análisis como insumo previo a la formulación de los ODS y en este objetivo específicamente:

 

“…Tres décadas atrás, en los países en vías de desarrollo, una de cada dos personas era pobre. En 2010, el porcentaje de mujeres y hombres que vivían en extrema pobreza había disminuido hasta alrededor del 20 por ciento. Analizando los motivos que han impulsado esta tendencia queda demostrado que fueron los países con un crecimiento económico continuo, impulsado por la industrialización, el comercio internacional y sus respectivos servicios los que han logrado reducir la pobreza de manera más efectiva. De hecho, no existe un solo país en el mundo que haya alcanzado un alto nivel de desarrollo económico y social sin tener un sector industrial avanzado y desarrollado…” (Desarrollo Industrial Sostenible e Inclusivo, ONUDI, 2014).

 

Sin embargo, este análisis también afirma que en esta nueva agenda los desafíos recaen en proporcionar la oportunidad  de participar en este desarrollo económico a segmentos de la población, en particular a las mujeres y a los jóvenes, generando estrategias para la reducción de la pobreza que sean económicamente empoderadas como única vía de lograr un desarrollo sostenible en todas sus dimensiones. Como respuesta a estos desafíos, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) está promoviendo un desarrollo industrial sostenible e inclusivo (ISID, por sus siglas en inglés) para aprovechar todo el potencial de la contribución de la industria para el logro de un desarrollo sostenible y una prosperidad duradera para todos.

 Finalmente en relación a fomentar la innovación,  el objetivo considera que la ciencia, tecnología e innovación (CTI) son los elementos centrales para el desarrollo de sociedades del conocimiento sostenibles y que por lo tanto es un importante motor de crecimiento económico y desarrollo social.

Para este fomento, uno de los puntos más importantes se concentra en la generación de políticas de CTI, regionales, nacionales y sub nacionales  que direccionen y promuevan la inversión y la formación de recursos humanos, creando y fortaleciendo las capacidades necesarias para que la CTI esté al servicio del desarrollo sostenible[2] 

En este sentido, en el último reporte del Índice Mundial de Innovación (2015), publicado de manera conjunta entre la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), la Universidad de Cornell y el INSEAD, se examina la incidencia de las políticas orientadas a la innovación en el crecimiento económico y el desarrollo, donde se identifica que algunos países están logrando mejorar su capacidad de innovación pero otros aún tienen dificultades para ello.

Este reporte clasifica los resultados de la innovación de 141 países y economías de distintas regiones, sobre la base de 79 indicadores, donde de manera global los países que lideran esta lista son: Suiza, Suecia, Reino Unido y Holanda[3]

 

  1. Análisis desde la perspectiva del Desarrollo Rural en Bolivia

El presente análisis considera como eje fundamental del desarrollo rural, la actividad agropecuaria como fuente principal de la economía del área rural.

En este sentido, la construcción de infraestructura resiliente está directamente vinculada con la capacidad con la que el país cuenta para prevenir y restaurar los efectos del cambio climático en la producción agropecuaria; la industrialización inclusiva y sostenible a las proyecciones que se tienen en cuanto a la generación de valor agregado a la producción primaria y finalmente el fomento de la innovación en el marco de tecnologías que potencien la vocación agropecuaria favoreciendo a los segmentos más vulnerables.

 

  • Legislación e institucionalidad de referencia

 

  • En general en la Ley No. 300 “ La Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir bien” se especifican varios aspectos que se relacionan con el presente análisis:

 

Artículo 17  (Prevenir y disminuir las condiciones de riesgo y vulnerabilidad de la Madre Tierra y del pueblo Boliviano), menciona 5 aspectos principales en los cuales se describen acciones concretas para integrar las capacidades del estado con un enfoque de reducción de riesgo de desastres para prevenir la disminución de las capacidades de producción alimentaria del país en el marco de la soberanía y seguridad alimentaria con énfasis en la población y regiones más vulnerables, incorporado en el Sistema de Planificación Integral del Estado Plurinacional de Bolivia. Se reitera la temática de la prevención y gestión de riegos en el Artículo 32 (Cambio Climático)

El Artículo 20 (Democratizar el acceso a los medios y factores de producción), menciona varias acciones que el Estado promoverá para la mejora de la capacidad de producción, agregación de valor y su comercialización, sobre todo a las empresas, pequeñas, medianas y comunitarias.

El Artículo 33 (Educación intracultural e intercultural, diálogo de conocimientos y saberes), punto 2, especifica:  “Desarrollar y aplicar políticas destinadas a fomentar y promocionar la investigación participativa revalorizadora a partir del diálogo de saberes entre la ciencia occidental moderna y las ciencias de las naciones indígena originario campesinas”

El capítulo IV Marco Institucional sobre cambio climático, Arículo 53 (Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra), establece que el Ministerio de Medio Ambiente y Agua tendrá la tuición en esta temática como Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra.

  • En cuanto a la temática específica de construcción de infraestruturas resilientes:

La Ley No. 602, “Ley de gestión de riegos”, del 18 de noviembre del 2014, en el Capítulo II, Sección I, establece la creación, estructura, atribuciones del Sistema Nacional de Reducción de Riesgos y Atención a Desastres y/o Emergencias (SISRADE), a nivel nacional, departamental y municipal; en la Sección II delega al Ministerio de Medio Ambiente y Aguas y al Ministerio de Defensa como responsables de la gestión de riesgos

Por otro lado, el MMAyA el año 2014 inicia la implementación el Programa Piloto de Resiliencia Climática (PPRC), tras la firma del convenio entre el Ministerio de Planificación del Desarrollo y el Banco Mundial.

Específicamente en el ámbito rural, en el Viceministerio de Desarrollo Rural y Agropecuario (VDRA), ésta la Unidad de Contingencia Rural, que tiene la tuición de planificar acciones dirigidas a salvaguardar los temas productivos agropecuarios en relación a los pronósticos de los efectos de cambio climático.

 

  • En relación al tema de fomentar la innovación:

 

La Ley No. 2209, “Ley de fomento de la ciencia tecnología e innovación”, tiene por objeto fijar los lineamientos que deben orientar el desarrollo de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en el país, así como establecer los mecanismos institucionales y operativos para su promoción y fomento. Se constituye en el marco legal del Sistema Boliviano de Innovación (SBI) comprende al conjunto de actores de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) que trabajan en forma coordinada, generando soluciones integrales a problemas productivos, sociales y ambientales, con un enfoque de desarrollo participativo, equitativo y sustentable. En primer lugar, el Viceministerio de Ciencia y Tecnología (VCyT), organismo dependiente del Ministerio de Planificación para el Desarrollo, es la institución responsable del diseño e implementación del SBI

 

En el marco del SBI, Las entidades o instituciones Generadoras de Conocimiento son aquellas instituciones decarácter público o privado que tienen como función implementar los proyectos de innovación en las áreas de su especialidad. Las atribuciones de estas entidades se definen por la institución de la cual dependen, en función al ámbito de acción de la misma. En el caso del sector agropecuario, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) es considerado como un de estos centros generadores de conocimiento.

El INIAF es una institución descentralizada de derecho público, con personería jurídica propia, autonomía de gestión administrativa, financiera, legal y técnica, con patrimonio propio, bajo la tuición del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, creada mediante D.S. No 29611 del 25 de junio de 2008. El INIAF, es la autoridad nacional competente y rectora del Sistema Nacional Innovación Agropecuaria y Forestal - SNIAF, que regula y ejecuta investigación, extensión, asistencia técnica, transferencia de tecnología agropecuaria, acuícola y forestal, la gestión de recursos genéticos de la agrobiodiversidad y los servicios de certificación de semillas.

 

  • Finalmente en cuanto a la temática de industrialización inclusiva y sostenible:

El Estado Plurinacional de Bolivia, a través del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural (MDPyEP), trabaja para consolidar la soberanía productiva con diversificación, el desarrollo integral de un país industrial, artesanal y manufacturero sin la dictadura del mercado capitalista. Asimismo, el MDPyEP enfoca su accionar en la democratización de los medios y factores de producción con énfasis en el sector microempresarial, artesanal y comunitario, y en la construcción de la economía plural articulando a los sectores público, privado, cooperativo, comunitario y mixto[4].

 

  • Datos y cifras de actualidad (Bolivia)

 

  • En cuanto a la construcción de infraestructura resiliente:

 

Los eventos climáticos considerados los de mayor afectación al sector agropecuario en Bolivia son: inundación, sequía, heladas y granizo.

El número de familias agropecuarias afectadas por estos fenómenos adversos (acumulado 2004 – 2010) fue:

 

Fenómeno

No. de flias afectadas

Inundación

118.089

Sequía

63.221

Helada

50.270

Granizada

42.531

TOTAL

274.111

Fuente: Pérdidas económicas del sector agropecuario ocasionado por eventos climáticos adversos, MDRyT, 2011

Una superficie de cultivos afectados de aproximadamente 12.416 Has (Datos al 2011) y una pérdida total agropecuaria de 148.198 millones de dólares, 100.822 millones de dólares de pérdida agrícola y 48.145 millones de dólares de perdida pecuaria (cuantificada hasta el 2010)[5]

El MMAyA a través del PPCR- Bolivia tiene como su objetivo último y general, contribuir en la integración de la resiliencia climática en las políticas de la construcción productiva, social y ambiental, y sus mecanismos de planificación, inversión y gestión, tanto sectorial como territorial, para aportar al logro del Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra.

 

Este Programa tiene 4 componentes:

 

  1. Fortalecimiento del sistema información y de base de datos para la toma de decisiones
  2. Integración de la resiliencia climática en la planificación, inversión y gestión
  3. Estrategia para la implementación sectorial y territorial de resiliencia climática
  4. Sistema de gestión para la fase 1 del PPCR – Bolivia

 

El convenio que se suscribe con el Banco Mundial para la implementación de este programa, consiste en la otorgación de un crédito por un monto de $us 36 millones y recursos de donación por un valor de $us 9,5 millones, además de una contraparte local que consiste en $us 25,9 millones que estarán destinados a cubrir las diferentes fases del proyecto.

 

“El nombre del proyecto es complicado, “resiliencia” es la capacidad de resistir, sobreponerse y la capacidad de adaptarse a la crisis climática, es muy importante que sepan ese concepto, porque vamos a hacer obras de infraestructura en riego y agricultura para que sean resistentes a las lluvias, inundaciones y a los cambios de temperatura”, dijo la Ministra de Planificación del Desarrollo, Viviana Caro Hinojosa. Según la autoridad, el financiamiento de los Fondos de Inversión del Clima (CIF), abarcará a 45 municipios de los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz donde se realizarán obras de infraestructura para mejorar la producción agropecuaria, vías de comunicación y otras actividades (Noticias MMAyA, septiembre 2014)

Tomando en cuenta el resiente inicio de la implementación de este programa, a la fecha, no se cuentan con datos que reflejen resultados tangibles de la operación del mismo.

Por otro lado, en esta temática no se han encontrado datos de operación del SISRADE a través de su estructura tal como lo plantea la Ley 602, solo las acciones mencionadas anteriomente a partir del MMAyA.

 

  • En cuanto al tema de industrialización inclusiva y sostenible:

 

De acuerdo al planteamiento de este tema en el objetivo, mencionado en la introducción, no se han podido encontrar cifras, datos o indicadores que correspondan directamente a este enfoque. Sin embargo, a continuación se enumeran los avances reportados por el MDPyEP en el 2015 y su proyección 2015 - 2020:

  • Se fortaleció el rol del Esado en el sector productivo comprometiendo una inversión de Bs. 3.060,94 millones para la implementación de empresas y plantas en operación y de Bs. 6.150,41 millones para plantas que se encuentran en implementación.
  • Se realizó la construcción y equipamiento de dos Centros de Innovación Productiva, de textiles de camélidos en Potosí y de cueros en Cochabamba, contribuyendo a la mejora de la productividad de 1.640 unidades productivas
  • El MDPyEP contribuyó a la seguridad alimentaria mediante el abastecimiento de alimentos con peso exacto y precio justo; generó reservas estratégicas y apoyó a 4.762 productores que cultivaron 75.335 ha de arroz, maíz y trigo en la gestión 2015.
  • El desarrollo de los mercados fue uno de nuestros principales retos, promocionando la producción nacional a través del Movimiento Hecho en Bolivia, tanto en el mercado internacional como el mercado interno, al que solo en la gestión 2015 - superando las más optimistas expectativas se articularon más de mil empresas.
  • Se trabajó en el reconocimiento de la economía comunitaria a través del Programa de Desarrollo Artesanal, del Programa Nacional de Agricultura Urbana y Periurbana, y mediante el apoyo de las distintas empresas en operación a organizaciones de productores.

 

De cara al futuro próximo, el MDPyEP ha priorizado el Plan de Desarrollo Sectorial

Integral para la Transformación de la Industria, Manufactura y Artesanía en la

Economía Plural 2015 - 2020, que contiene cinco políticas:

 

  1. Intervención estratégica estatal en complejos productivos priorizados, intervenciones sectoriales y territoriales, a partir de los diferentes actores de la economía plural.

 

  1. Promoción de la mejora de la productividad, facilitando el acceso de los actores a tecnología, servicios financieros y no financieros, formación/desarrollo de habilidades y destrezas, e infraestructura productiva.

 

  1. Desarrollo y consolidación de mercados, en el marco de la identificación de la demanda y la promoción de la oferta de productos con valor agregado en ámbitos territoriales, nacionales y de exportación.

 

  1. Fortalecimiento de la economía comunitaria, promoviendo incentivos para su participación en los complejos productivos para generar equilibrios los distintos tipos de economías.

 

  1. Desarrollo de la institucionalidad para el apoyo al sector, para acompañar

con los distintos servicios el logro de una Bolivia productiva.

 

  • En relación a fomentar la innovación, se extrae de la versión resumida del Plan de Ciencia Tecnología e Innovación, el siguiente análisis:

 

La Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI) no han sido consideradas históricamente en Bolivia como variables prioritarias para la generación de desarrollo  productividad de los sectores productivos. El exiguo aporte tecnológico provino en todos los casos del exterior, con grandes costos económicos, sociales y ambientales, o simplemente, no hubo una correcta adaptación de este conocimiento a las condiciones locales.

 

Si bien en el pasado reciente se hicieron algunos esfuerzos para generar una política científico-tecnológica y una institucionalidad que permita fortalecer a este sector, a través de la aprobación de una ley de Fomento a la Ciencia y a la Tecnología y de un Plan Nacional, estos no definían los mecanismos claros de vinculación entre los espacios productivos y científicos. Se creó, asimismo, un ente altamente burocrático, pero que no contaba con suficiente financiamiento. Su enfoque colonial y excluyente, por otra parte, no visibilizaba la existencia de otros espacios de generación de conocimientos que no fueran los centros científicos, ni establecía la posibilidad de utilizar la ciencia y la tecnología para la solución de problemas nacionales, regionales y locales, con participación activa de los habitantes de las diferentes regiones del país.

 

La falta de políticas adecuadas de inserción de CTI y el escaso apoyo financiero a ese sector, limitó el desarrollo de las capacidades de los centros científico-tecnológicos. A este hecho contribuyó, de manera decisiva, la ausencia de demanda del sector productivo, como efecto de la inexistencia de una dinámica interna de incorporación de valor  agregado a la producción, como efecto del dominio de un modelo primario exportador.

 

Por esta razón, los centros de investigación logran desarrollar actualmente sus tareas con muchas limitaciones, ya sea con aportes de la cooperación internacional o con recursos provenientes de la prestación de servicios. Esta situación se hace evidente cuando el Estado invierte el 0,26 por ciento del Producto Interno Bruto, aproximadamente 23 millones de dólares, el más bajo de la región, en actividades de CTI (ver cuadro 1a). Estos recursos se utilizan en su mayor parte para el pago de salarios.

 

Cuadro 1a

Gasto en Ciencia y Tecnología por investigador en relación al PIB*

 

País/región

 

Gasto en CTI / PIB  (miles de US $)

 

Bolivia

 

22.86

Argentina

44.47

Chile

55.86

México

104.88

América Latina y El Caribe

79.57

Fuente: RICYT ( Red de Indicadores en Ciencia y Tecnología) 2001.

*Corresponde al gasto EJC (ejecutado)

Otro factor que muestra el déficit en CTI, es el bajo número de investigadores por cada mil habitantes de la Población Económicamente Activa (PEA) (cuadro 1b), de los cuales la mayoría de ellos desarrolla sus actividades en las universidades estatales.

 

Cuadro 1b

Investigadores por cada mil habitantes de la PEA

 

País/región

 

No. de investigadores /

mil habitantes *

 

Bolivia

0,38

Argentina

2,75

Chile

1,33

España

7,88

América Latina y El Caribe

1,22

 

Fuente: RICYT ( Red de Indicadores en Ciencia y Tecnología) 2001.

*Personas Físicas

 

El avance alcanzado por otros países, sea cual fuere el modelo de desarrollo instaurado, se ha realizado en todos los casos gracias a un significativo avance científico-tecnológico. Esto demuestra que el nivel de desarrollo en CTI incide significativamente en el nivel de desarrollo económico y social.

 

  1. Propuesta de indicadores

 

Con la información anterior, la propuesta de indicadores se concentra en las metas 9.1 y 9.5 del objetivo, de la siguiente manera:

 

Meta elegida

Indicadores

9.1 Desarrollar infraestructuras fiables, sostenibles, resilientes y de calidad, incluidas infraestructuras regionales y transfronterizas para apoyar el desarrollo económico y el bienestar humano, haciendo hincapié en el acceso asequible y equitativo para todos.

- El SISRADE, a través de sus entes competentes a nivel nacional, departamental y municipal, destinan el 40% de los recursos asignados en la implementación de un plan integral de construcción de resiliencia en el ámbito agropecuario, dirigido a incrementar la capacidad, diversidad y sostenibilidad productiva del área rural en el marco del plan de seguridad y soberanía alimentaria del país.  

- El 100% de los municipios rurales han incorporado, destinan recursos e implementan en su gestión territorial planes integrales de construcción de resiliencia a partir de mecanismos y estrategias que fortalezcan a los gobiernos locales y garanticen que la población, sus bienes, su economía, riqueza ambiental y patrimonio cultural, entre otros, no se vean afectados por el impacto de eventos adversos.

9.5 Aumentar la investigación científica y mejorar la capacidad tecnológica de los sectores industriales de todos los países en particular de los países en desarrollo , entre otras cosas fomentando la innovación y aumentando considerablemente, de aquí a 2030, el número de personas que trabajan en investigación y desarrollo por millón de habitantes y los gastos de los t público y privado en investigación y desarrollo

- Incremento en los gastos en investigación y desarrollo  como proporción del PIB dirigidos a la producción agropecuaria y forestal.

-   No. de investigadores locales (ciencia + conocimientos locales) ejercen su labor en apoyo a la agricultura familiar y comunitaria

-   Proporción del presupuesto de las universidades públicas y privadas destinado a investigación relativos a ciencia y tecnología adecuada a los propósitos del área rural

-   No. de tecnologías adecuadas al sistema productivo de la agricultura familiar, generadas, recuperadas y preparadas para su difusión.

 

  1. Recomendaciones de línea de acción (preliminar)

 

Para los indicadores de la meta 9.1,  la recomendación es que las diferentes instituciones que conforman el SISRADE dinamicen su estructura en todos los niveles para que se generen e implementen planes que consideren como uno de sus ejes de acción la construcción de resiliencia en el ámbito productivo de manera específica.

Para los indicadores de la meta 9.5, se recomienda:

  • Contribuir al nuevo patrón de desarrollo, a través de la generación de conocimientos y tecnología para su aplicación en los procesos productivos, desde la innovación que vincule el sector científico tecnológico y los servicios técnicos con el sector productivo, incorporando y valorando en el marco del desarrollo los saberes locales y el conocimiento indígena al campo de conocimientos científicos
  • Utilizar las Tecnologías de Información y comunicación (TIC) para promover la difusión y apropiación del conocimiento
  • Desarrollar temas transversales que coordinen con los sectores en acciones específicas dentro del Plan general de CTI, tal como se establece en los programas de su plan (Desarrollo del potencial hidrológico boliviano, Producción de biocombustibles, Alternativas de lucha contra la erosión y la desertificación, Instituto Nacional de Cueros y Textiles, Materiales de construcción, Medio Ambiente y Tecnologías Limpias, etc)
  • Ponderar las acciones en el ámbito de la agricultura familiar, ya que aproximadamente el 70% de la producción agropecuaria depende directamente de este segmento productivo y priorizar la generación y difusión de tecnologías para otros segmentos minoritarios podría mantener sin avance o sin aporte considerable los índices de desarrollo del sector agropecuario.
  • El ministerio de desarrollo rural y tierras podría establecer un congreso anual de innovaciones y avances en ciencia y tecnología apropiada a las condiciones de la agricultura campesina indígena en los distintos ecosistemas de Bolivia.

 

 

[1] Centro de noticias de la ONU, 14 de julio de 2015

[2] UNESCO Montevideo, Oficina Regional de Ciencias para América Latina y el Caribe (ALC)

[3] The global Innovation Index 2015, Effective Innovation Policies for Development

[4] 365 Días de Revolución Productiva, MDPyEP, 2015

[5] Pérdidas económicas del sector agropecuario ocasionado por eventos climáticos adversos, MDRyT, 2011