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Más de 40 comunidades se encuentran en paro exigiendo acciones de remediación por los derrames del Oleoducto Nor Peruano. Lejos de ofrecer medidas, el presidente de Petroperú, Augusto Baertl Montori, minimiza el impacto de la contaminación y ofrece reanudar las actividades de extracción lo más pronto posible. ¿Cuáles son las verdaderas prioridades de la gestión de Pedro Pablo Kuczynski?

Por José Carlos Díaz Zanelli

Servindi, 12 de octubre, 2016.- En lo que va del 2016 en el sector energético, el mayor dolor de cabeza del Estado peruano ha sido sin dudas Petroperú y la serie de siete derrames que ha protagonizado el Oleoducto Nor Peruano.

Ello ha generado, entre otras cosas, la contaminación de grandes extensiones de terreno en la selva norte del país y la paralización del lote petrolero más grande, el Lote 192 ubicado en la región de Loreto.

Con el cambio de gobierno de Ollanta Humala a Pedro Pablo Kuczynski se anunció una reforma dentro de la compañía estatal. Esto implicaba, entre otras cosas, nombra a un nuevo presidente de directorio de Petroperú: Augusto Baertl Montori.

Sin embargo, lo único que parece preocupar a los gestores de la empresa petrolera parece ser recuperar la rentabilidad económica de esta, en lugar de reparar los daños ambientales.

Lejos de ofrecer algún tipo de remediación ambiental, Baertl ha intentado minimizar los derrames, como lo dejó ver en una entrevista con el diario El Comercio:

“existe la imagen de que el impacto de Petroperú es igual al de la minería ilegal en Madre de Dios, de que está polucionando los ríos de toda la selva peruana. No es así. No queremos minimizar nada, pero salvo una de las fugas, el resto ha estado contenido en espacios muy pequeños”.

Economía sí, medioambiente no

La consecuencia de tanta indiferencia de parte del Ejecutivo y de los directivos de Petroperú para con los pasivos ambientales ya se va haciendo sentir en el ámbito social.

Desde inicios del mes de setiembre, más de 40 comunidades se encuentran en paro exigiendo medidas de remediación producto de la contaminación causada por los derrames de Oleoducto Nor Peruano.

Pero no solo eso, sino que estas comunidades exigen la reubicación del oleoducto que, sin ningún tipo de mantenimiento de parte de Petroperú, viene afectado a la selva norte del país desde 1976.

Segundo Chuquipiondo, comunicador de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), ya ha advertido que la situación podría tornarse más crítica si el Ejecutivo no incluye medidas para remediar la contaminación.

En respuesta, lo único que el Gobierno Central y las autoridades de Petroperú han ofrecido, son promesas para volver a hacer funcionar el oleoducto lo más pronto posible.

Baertl se ha adelantado a señalar que a fin de año el ducto y el Lote 192 retomarán la extracción, sin mencionar una palabra respecto a las reparaciones. Al parecer, en efecto, existe en las autoridades un consenso para priorizar el crecimiento económico en desmedro de los impactos ambientales.

 

Fotografía y Texto: Servindi