fbpx
VISITA NUESTRO
NUEVO SITIO WEB

 

 

 

 

Posts @IPDRS

En Asunción se presentó la sistematización del simposio “Controversia Científica: Transgénicos, plaguicidas y salud humana”, realizado en septiembre último en Paraguay con la presencia de médicos, biólogos, genetistas, agrónomos, químicos, biotecnólogos locales y extranjeros. La doctora Estela Benítez Leite, coordinadora de este proceso, llamó a la comunidad académica a hacer llegar información clara a la ciudadanía para que tome libremente sus decisiones.

El acto fue escenario de la presentación del libro que reúne las exposiciones y referencias del simposio realizado en setiembre pasado en la Facultad de Ciencias Médicas.

El evento de hoy sirvió nuevamente para encender un debate que crece en la universidad paraguaya y que se reflejó en la cantidad de estudiantes locales que llenaron el auditorio de la mencionada facultad.

La doctora Estela Benítez Leite, coordinadora de todo este proceso de simposio-sistematización, abrió a las 9 horas la jornada agradeciendo a todas las personas e instituciones que en todo este tiempo se mostraron abiertas al debate y la controversia sobre el tema. Dijo que existe la necesidad de investigaciones específicas y puntuales sobre diversas aristas.

En un segundo momento la agrónoma y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Crisanta Rodas, habló sobre el material, dijo que más allá de los errores habituales de registro, el libro documenta el debate dado y sirve como herramienta para iniciar un diálogo en el sector académico.

Instó a profundizar los conocimientos sobre el tema, que requieren mayor profundidad por ser un campo complejo y abordable desde diversas aristas. También a que se sigan realizando simposios así, de tal modo a que el centro del debate sea la universidad.

“El diálogo y la controversia sirven para avanzar en la ciencia, sin controversia no hay ciencia”, dijo en relación a la naturaleza del encuentro.

Cerró el acto la doctora boliviana Georgina Catacora, de la AGRUCO, asociada a la Facultad de Ciencias Agrícolas, Pecuarias y Forestales de la Universidad Mayor de San Simón.

Explicó que a partir de las controversias existentes mundialmente, no existe actualmente un consenso sobre la seguridad de los organismos genéticamente modificados, en especial los alimentos transgénicos. “Son las tecnologías en aplicación más controversiales”, dijo.

Un punto de partida responsable -agregó- es reconocer que se hace investigación y ciencia desde nuestra realidad de sujetos, y por eso la ciencia es subjetiva, sin desconocer todo el avance humano que aportó históricamente.

Seis puntos de controversia mundial

Amplió esta aseveración orientando su argumentación en torno a seis ejes controversiales que vive la investigación científica en torno a los alimentos transgénicos.

El primero de ellos es la duración temporal de los estudios, pues una misma metodología de laboratorio y los mismos roedores fueron utilizadas por la empresa Monsanto y el doctor Francés Giles-Eric Seralini, en torno al maíz transgénico NK603.

Pero mientras la empresa no encontró nada durante los 90 días que alimentó a las ratas con el maíz, Seralini, al estudiar por el tiempo más prolongado de dos años, observó que el mismo generaba tumores y hasta muerte, afectando distintos órganos del cuerpo de los roedores.

El segundo eje de controversias son las debilidades metodológicas de las investigaciones. Mencionó un ejemplo de la empresa biotecnológica Dupont, que “demostró” que su semilla de canola transgénica no producía efectos en roedores de laboratorio. Pero después otras investigaciones independientes cuestionaron este estudio por no tener punto de comparación, pues todos los roedores fueron alimentados con el mismo producto, cuando lo usual es dividirlos en grupos y alimentarlos diferencialmente con canola transgénica a unos y con canola no transgénica a otros.

El tercer punto de controversia es la diferencia entre las promesas de las empresas fabricantes y las realidades. Mientras las empresas venden sus transgénicos diciendo que repelen naturalmente ciertas plagas (como la tecnología BT), con los años se descubrió que las plagas desarrollan resistencia y la tecnología queda afectando a insectos que no eran el objetivo originalmente.

El cuarto punto de controversia se da con las “extrapolaciones desproporcionales”, es decir cuando los resultados de un estudio puntual y modesto se toma como una generalización, sin antes hacer otros estudios que confirmen su extrapolación.

La quinta controversia se da porque mundialmente los materiales de información sobre estos procesos de transgénicos no están disponibles para la comunidad científica, por restricciones de las empresas y las mismas legislaciones nacionales, en defensa del derecho de las corporaciones (derechos intelectuales, de secreto de empresa, etc.)

Por último, el sexto eje de controversia mundial en torno a los transgénicos gira en torno a los ataques y censuras que viene tienen los investigadores independientes y de alguna manera críticos a las corporaciones. Antes que rebatir sus argumentos de contenido, las empresas descalifican a los investigadores.

“Todo lo dicho nos lleva a que no exista un consenso sobre la seguridad de los organismos genéticamente modificados”, concluyó. Y dijo que hay necesidad de mayor diálogo público, informado y transparente.

En entrevista con BASE IS, la coordinadora Estela Benítez Leite dijo que la importancia de realizar el simposio el año pasado y de entregar su sistematización hoy es que es la primera vez que en Paraguay se genera este tipo de espacios.

“El desafío de la academia es que discutamos entre nosotros, que disintamos si es necesario, pero que finalmente lo hagamos llegar al público, de eso se trata. Y en el sentido de los organismos genéticamente modificados, de los alimentos, yo quiero rescatar algo demasiado importante: no existe consenso científico a cerca de la seguridad de los mismos”.

La sistematización del simposio y el material resultante se realizaron con el apoyo de la agencia sueca Diakonía y el libro está disponible gratuitamente en las oficinas de Base Investigaciones Sociales, Ayolas 807 y Humaitá.