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Fuente: La Gran Época

Durante su gira por China en octubre del año pasado, el presidente uruguayo Tabaré Vásquez dio un renovado impulso al proyecto de construcción de un puerto pesquero chino en las costas del Río de la Plata.

Con una inversión de más de 200 millones de dólares, el objetivo principal de este proyecto es la “reparación, mantenimiento y suministro de recursos materiales para flotas pesqueras del Atlántico Sur”. La concesión se le ha otorgado al grupo chino Shandong Baoma Fishery.

Pero la instalación de una base de operaciones logística en una zona franca con puerto pesquero en Uruguay genera alarma entre especialistas, preocupación entre las entidades ambientalistas e incertidumbre entre el sector empresarial marítimo.

“La construcción de un puerto pesquero chino en Uruguay implicará un dramático aumento de la flota pesquera no regulada y un impacto ambiental irreversible sobre todo el ecosistema marino y costero del Atlántico Sur”, afirmó a La Gran Época el especialista marítimo ex Greenpeace Milko Schvartzman.

Tal escenario abriría la puerta a una invasión de barcos pesqueros de todo el mundo, en su mayoría provenientes de China, con antecedentes de ilegalidades en el ámbito del maltrato laboral y pesca furtiva, entre otros, para que puedan recalar en el puerto de Montevideo -aprovechando la logística barata que ofrece el país rioplatense-, después de haber depredado los recursos pesqueros en las aguas profundas del Atlántico Sur.

Con esta controversial movida, Uruguay se convertiría, sin lugar a dudas, “en el principal eslabón de la pesca ilegal en el Atlántico Sur”, expresó Schvartzman al diario El País.

De hecho, de esta manera el puerto de Montevideo se transformaría en un lugar sumamente estratégico de transbordo, carga y descarga de mercaderías para cientos de embarcaciones donde encontrarían refugio, además de brindarle un marco legal propicio para los barcos pesqueros que realizan pesca INDNR (Ilegal, No Declarada, No Regulada)La construcción de un puerto pesquero chino en Uruguay implicará un impacto ambiental irreversible sobre todo el ecosistema marino del Atlántico Sur (Milko Schvartzman)

Asimismo, el historial de sobreexplotación de pesca INDNR en el Atlántico Sur, sobre todo de calamar y langostinos, conlleva el riesgo implícito de alterar los equilibrios naturales, de agotar los recursos ícticos, de destruir el medio ambiente y afectar las fuentes de trabajo de miles de familias locales que dependen de esta actividad.

 

“Es de destacar que el calamar es uno de los pilares fundamentales de la cadena alimentaria en el Atlántico Sur, siendo alimento de muchas especies de peces, aves, y mamíferos marinos”, dijo Schvartzman en diálogo con La Gran Época.

El especialista añadió que “el caladero de pesca se superpone con muchas de las principales áreas de alimentación de estas especies, que son migratorias y visitan sus colonias en tierra continental o insular, como pingüinos, lobos marinos, etc., teniendo potenciales impactos hasta en el turismo en la región”. Este no es un acuerdo chino. Este es un verdadero cuento chino, donde el pez grande se come al chico (Cesar Augusto Lerena)

Las consecuencias de este descomunal proyecto repercutirían sustancialmente a la Argentina puesto que, según el asesor y experto en pesca Cesar Augusto Lerena, traería aparejado un preocupante factor de desequilibrio en varios frentes en el Atlántico Sur y en la región.

 

“De construir China un puerto pesquero con una zona franca en Uruguay se desestabilizaría aún más el control del Atlántico Sur y la actividad pesquera en la región”, señaló Lerena, al ser consultado por La Gran Época.

“A la par de afectarse la soberanía argentina en el Atlántico Sur, la consolidación de buques chinos en la región provocaría un desequilibrio biológico del recurso y del mercado internacional, que dificultaría seriamente la viabilidad económica de la explotación pesquera nacional”, agregó el ex secretario de Estado.

 

Este proyecto pone de manifiesto las controversias y consecuencias que encierran algunos megaproyectos que acordaron en los últimos tiempos los países latinoamericanos con China, entregando sus más preciados recursos a cambio de financiamiento de corto plazo. Como advierte Lerena en el blog del Instituto de Estudios Nacionales: “El gigante asiático está en condiciones de quedarse con toda la actividad pesquera argentina”.

“Este no es un acuerdo chino. Este es un verdadero cuento chino, donde el pez grande se come al chico”, sentenció.