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Fuente: Telesur

La agricultura aún representa un tercio de la economía mundial.

Cerca del 43 por ciento de la fuerza de trabajo agrícola en países en vías de desarrollo son mujeres, según el Programa de las Naciones Unidas (PNUD). En algunas partes de África y Asia, las mujeres representan más del 50 por ciento de los granjeros. Sin embargo, las mujeres poseen menos del 20 por ciento de las tierras.

Los salarios suelen ser insuficientes, la productividad baja y las condiciones de trabajo inseguras. Si bien las temporadas de siembra y cosecha tienen altas demandas de trabajo en las que todos los miembros de la familia son empleados, incluyendo los infantes – el 60 por ciento del trabajo infantil se centra en labores de agricultura – el resto del año trae poco trabajo e ingreso.

La población de cerca de 1 millardo de personas que trabajan en agricultura y las mas de 500 millones de granjas familiares son responsables de la producción del 80 por ciento de la comida del mundo. 

Estos datos se repiten en casi todos los ámbitos del emprendimiento financiero donde las mujeres, en todas las regiones, representan el menor porcentaje de los dueños de negocios en todos los rubros. Durante los pasados 20 años estas condiciones se han mantenido y en algunos países la participación femenina en el trabajo agrícola ha aumentado.

El reporte del PNUD para el desarrollo del año 2015 ya advertía que las mujeres pertenecen al grupo de mayor riesgo. Participan menos en los campos de trabajo, ganan menos que los hombres y su trabajo suele ser más vulnerable. Mientras que son subrepresentadas en los cargos gerenciales y las posiciones de toma de decisiones. Cuando no participan en las fuerzas de trabajo remunerado, las mujeres asumen la mayoría del trabajo no pago, como la atención del hogar y los roles de cuidado de ancianos y niños.

Las mujeres aún tienen derechos restringidos en muchas partes del mundo. En 22 países las mujeres casadas no poseen los mismos derechos que los hombres casados y en ocho países las mujeres no poseen el mismo acceso legal para la obtención de propiedades. Además, las féminas son el grupo mayoritario en el área de trabajos forzados, que se realizan sin paga y en condiciones de esclavitud.

Las mujeres, en todo el mundo, ganan 24 por ciento menos que los hombres y mantienen menos del 25 por ciento de las posiciones administrativas y gerenciales. Para el año 2015 sólo el 22 por ciento de los miembros de parlamentos en el mundo eran mujeres.

Todas estas condiciones dejan a la mujer en una desventaja significativa en el campo del trabajo. PNUD estima que 52 por ciento del trabajo en el mundo es contribuido por mujeres, pero reciben menos remuneración.

Todas estas condiciones ponen de relieve como, si bien la agricultura ha reducido su contribución porcentual en el contexto de los mercados económicos globales, la importancia de los trabajos agrícolas sigue siendo la misma. Por esto, la PNUD continúa trabajando para promover formas de mejorar las condiciones laborales en la agricultura y dar cumplimiento a efectivo a los objetivos de desarrollo sostenible. Estos incluyen la reducción de la pobreza, la promoción de la igualdad y el trabajo decente y con crecimiento económico para todos por igual.