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Estos graves hechos se vienen dando en Formosa, donde un niño wichí de once años baleado por un policía en el pueblo Ingeniero Juárez. Además testigos de la localidad denuncian asesinatos en serie de no menos que 17 chicos indígenas, muchos de ellos cometidos por la policía, además del robo de órganos y violaciones a las mujeres de la comunidad.

Nazareno Chávez es un niño Wichí de once años, quien  se encuentra todavía en el Hospital de la Madre y el Niño de Formosa Capital, a unos 500 kilómetros de su comunidad en Ingeniero Juárez.

Los huesos de su rodilla de izquierda fueron astilladas por una bala de plomo de un policía hace más que tres semanas. Según el referente de comunidades Wichí de Ingeniero Juárez, Agustín Santillán, la situación del niño es muy precaria. Tras visitarlo contó: “El chico apenas podía hablar. Me dijo: Quiero pan, ¿tenés algo de pan? Su boca estaba seca y sus ojos lleno de dolor. Es un niño que no sabe porqué le pegaron. Perdió mucha sangre y su herida es muy grave. Ahora no parece que vuelva a caminar, todavía no está recuperando.”

Según se constató la herida de Nazareno fue cometida por policías el 21 de marzo. Un grupo de niños se había sentado en la vereda frente a la Plaza Juan Domingo Perón cuando efectivos bajando de un patrullero dispararon a los chicos y los siguieron disparando con balas de goma y de plomo por una distancia de más que cien metros. El resultado fue tres niños heridos, dos de ellos por bala de plomo.

“Es muy triste ver las lágrimas en los ojos de la madre, porque su hijo casi murió y está luchando por su vida”, dice Santillán. 

Asimismo critica a las instituciones por ocultar la gravedad de la herida. “Los políticos dicen, que Nazareno está bien, pero no es así. Nadie investiga, ni los médicos dieron explicación. Les pregunte si hay un resumen médico, pero me dijeron que no hay”.

Cuando la madre Ana Chávez, acompañado por el referente, quería denunciar el crimen en la comisaría de Ingeniero Juárez: “Ellos no aceptaron la denuncia. Ni nos atendieron”, añade el hombre.

Recientemente, el hospital pidió a la madre Chávez el carnet de vacunas de su hijo. Por eso, tuvo que volver a su casa, un viaje de unos mil kilómetros en total que sólo pudo pagar con donaciones de una organización humanitaria. Lo mismo pasa con la comida en el hospital: 

“Lo que más bronca meda, es que el hospital no les da de comer, ni a los acompañantes y ni al herido, la comida se la tienen que comprar”, indica Santillán.

De este tipo de ataques violentos son víctimas las comunidades Wichí en Ingeniero Juárez y de los Qom en La Primavera, Riacho de Oro, Pampa del Indio y una multitud de otras en la región.

Según testigos, son 17 los asesinatos de chicos Wichí – no incluyendo los asesinatos de personas grandes – a manos de integrantes de instituciones estadales o por sus protegidos.

Estos números dan cuenta de lo sucedido: desde el año 2000 sólo en Ingeniero Juárez, con 19 mil habitantes, se trata de un patrón de crímenes contra los jóvenes originarios que según testimonios de vecinos se repite allí, en otras localidades de las Provincias de Formosa, Chaco y Salta.

En ningún caso de Ingeniero Juárez hubo un juicio, la mayoría de los asesinatos ni fueron investigados oficialmente, algunos de ellos se supone que fueron cometidos directamente por integrantes de la policía. 

Esto sucede porque en general, tampoco hubo denuncias de familiares por miedo a la represión y “porque acá en Juárez no toman la denuncia”, denuncian los vecinos aunque aclaran: “Sabemos quiénes son que los matan”.

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