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Murió por una tuberculosis derivada de un cuadro de falta de alimento. Pero el hospital puso “enfermedad” en la causa de defunción. Denuncian que así se ocultan los índices del hambre.

La muerte de Néstor Femenía, un niño qom de 7 años, a raíz de un cuadro de desnutrición y tuberculosis, reavivó ayer el debate sobre la persistencia en el país de situaciones de pobreza extrema que involucran a poblaciones invisibilizadas por la estadística oficial.

Mientras que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo que se trató de “un hecho doloroso pero aislado” (ver pag. siguiente), la ONG que denunció el cuadro de salud del chico rechazó esa lectura. “Es un caso extremo, pero no aislado”, planteó Rolando Núñez, coordinador del Centro Nelson Mandela.

Néstor murió el martes al mediodía. Estaba internado desde el 19 de diciembre en el Hospital Pediátrico de Resistencia, al que había llegado en muy grave estado desde Villa Río Bermejito, 270 kilómetros al oeste de la capital provincial. En el acta de defunción el motivo de muerte dice “enfermedad”. Este dato resulta clave porque por no especificar que hubo un cuadro severo de falta de alimento, la muerte de Néstor no será computada oficialmente como muerte por desnutrición. “Hay en el sistema de salud una orden no escrita, pero que todos acatan, de no consignar las causas específicas de fallecimiento por desnutrición. Lo mismo sucede con enfermedades endémicas que indican atraso social y desatención, como la tuberculosis o el mal de chagas”, dijo Núñez a Clarín.

El titular del Centro Mandela dice que de ese modo “se invisibilizan las cifras negras de la salud y las estadísticas oficiales no quedan dañadas por la realidad. Por ejemplo, si un niño muere por desnutrición, registran que murió por diarrea, cuando en realidad es sólo el desencadenante del deceso”.

El gobierno chaqueño defendió la cobertura brindada. “El tratamiento médico para tuberculosis el paciente lo recibió, pero hubo otros factores de riesgo que tienen que ver con lo social, lo ambiental y lo familiar, que en estas situaciones pesan como en cualquier patología crónica”, planteó la directora del Hospital, Alicia Michelini.

“Desde un primer momento es real que tanto la mamá como el papá no querían quedarse internados porque sostenían que venían a hacerle un estudio y llevárselo de nuevo a su lugar de origen”, dijo la funcionaria. Las autoridades del hospital dicen que debieron actuar “con firmeza” para evitar que el niño fuera retirado por su familia. “No se puede responsabilizar a los padres –cuestionó Núñez– El sistema sanitario se tenía que ocupar de Néstor, pero la estructura está deshumanizada”. El Ministerio de Desarrollo Social informó que la familia del nene cobra dos pensiones nacionales, sin especificar los montos, y que también recibe periódicamente “módulos alimentarios” con varios artículos de consumo y agua potable.

“Este chico necesitaba una dieta especial, pero en su casa, como en la gran mayoría de estos casos marcados por la injusticia social, la alimentación es en base a harinas y grasas. Sólo de tanto en tanto consumen proteínas, porque la asistencia no está a la altura de las necesidades en esto que es un verdadero genocidio”, planteó Núñez.

“Estas comunidades aborígenes están insertas en un cuadro general que señala que la mitad de los chaqueños son pobres. Todos ellos víctimas del clientelismo oficial que solo reparte a cuentagotas”, dijo la diputada nacional Alicia Terada, del ARI-Coalición Cívica. Aurelio Díaz, del Partido Obrero, analizó que la muerte del niño “es un desenlace previsible, por los reiterados pedidos de auxilio de la familia, que no fueron escuchados. Por eso hay una responsabilidad directa del poder político”.