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Las mujeres indígenas colombianas juegan un papel importante y dinamizador dentro de sus economías, culturas y organización comunitaria. De ellas brota la vida para constituirse en promotoras de los saberes de sus pueblos y constructoras de paz. 

Son esas mujeres las que además contribuyen con sus artesanías a la economía de sus comunidades pero a la vez, son las que sufren cuando sus territorios son violentados, sus esposos son asesinados o cuando deben abandonar sus tambos y sus huertos (chagras), como consecuencia del conflicto armado que afronta Colombia. Ellas saben que lo más importante es la vida, su vida y la de sus hijos, por eso deben dejar sus territorios cuando se encuentran en peligro. 

No es posible ignorar que las mujeres indígenas de Colombia son víctimas de violaciones, masacres, torturas, desaparición forzada y desplazamiento. Las viudas deben asumir las riendas del hogar y salvaguardar la estructura social indígena y la vivencia cultural de su pueblo. A lo anterior, se debe sumar en algunos casos, la violencia doméstica. Esto les genera angustia y zozobra por su futuro, su familia, su comunidad y por sus tradiciones. Sin embargo, el Gobierno colombiano no cuenta ni con políticas públicas ni con acciones concretas para enfrentar esta problemática. 

Las mujeres indígenas de nuestro país demandan por mejorar su situación de desigualdad que se refleja en aspectos tales como la educación, la salud, la seguridad social, entre otros. Hay que agregar la invisibilidad en que han vivido por tanto tiempo. Por ello exhortan al Gobierno para que les garantice el acceso a servicios de salud acordes con sus necesidades, culturas y de buena calidad. Piden también que se les proporcionen educación intercultural y bilingüe que respete las cosmologías indígenas haciendo realidad su derecho a la educación y la posibilidad de adquirir una capacitación a todos los niveles, por lo menos en pie de igualdad con el resto de la comunidad nacional. 

De otro lado, como tejedoras de paz, las mujeres indígenas de Colombia piden que se respete el derecho a sus territorios, que se garantice su derecho a la participación plena y que puedan contribuir en condiciones de igualdad en la toma de decisiones en aquellos asuntos de son de interés para su vida y para su comunidad. Las mujeres luchan por su derecho a vivir en paz, en condiciones dignas que permitan la protección de sus derechos culturales y el desarrollo de sus vidas. 



En la vida cotidiana de la comunidad se evidencia la enorme influencia cultural de la mujer indígena, que empieza con los relatos de las abuelas o de las madres que son las encargadas de transmitir el saber. Ellas tejen conocimientos de manera oral y, generalmente, entorno al fuego cuando preparan los alimentos, cuando fabrican sus cerámicas o mientras tejen sus mantas, sus chinchorros o sus mochilas. Allí les hablan a sus hijos y nietos, de sus ancestros, de su historia, de su vida en la comunidad y de la forma como han tenido que pervivir a lo largo del tiempo. De esta manera enseñan la lengua y fortalecen su cosmovisión y su cultura.

La situación de vulnerabilidad, de discriminación y racismo que viven las mujeres indígenas colombianas, hace que la reivindicación de sus derechos específicos se constituya en un elemento fundamental para contrarrestar las profundas formas de exclusión a las que han sido sometidas a través de la historia, terminando por debilitar su cultura e incidiendo en los cambios de la dinámica social de sus comunidades. Hay muchos retos que debemos asumir en defensa de los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas en general, los cuales están referidos al reconocimiento y protección del patrimonio cultural de nuestra Nación. 

Todo debe partir de la protección de los derechos humanos y de la difusión de los mismos, con el fin de sensibilizar y crear conciencia sobre esta problemática de las mujeres indígenas. Se requiere de espacios de reflexión en su defensa para que los derechos consagrados en las normas y convenios internacionales sean algo más que una expectativa en Colombia, que sean algo real.

Se debe contribuir a través de políticas públicas y de una legislación eficaz y consistente, en el fortalecimiento de la identidad a través de la afirmación de la cultura propia y la difusión y práctica de las relaciones equitativas desde la propia autoafirmación como mujeres indígenas; de esta forma se puede además potenciar los roles de las mujeres líderes de las comunidades y así lograr garantizar la protección efectiva de la mujer indígena contra toda forma de discriminación.

El Estado colombiano está en deuda de formular políticas específicas para asegurar de manera activa, el mejoramiento de la situación de la mujer indígena y sin la menor duda, creemos que ya es hora de hacer. 

Finalmente, debemos reconocer el aporte realizado por las mujeres indígenas a la construcción del país y a la conservación de la identidad étnica y cultural, porque las mujeres indígenas de Colombia son tejedoras de vida, de saberes y de paz. 

FUENTE: PORTAFOLIO - COLOMBIA