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Como cada año, inundaciones y sequías azotan a las poblaciones más vulnerables en distintas regiones. Las causas no se limitan al fenómeno de El Niño/La Niña, o a la falta de planificación y capacidades en distintos niveles estatales.

Para Gonzalo Gutiérrez Nicola, investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), un factor clave en estos problemas “son las estrategias extractivistas promovidas en los últimos años en la región, en particular el monocultivo de soja que provocó una severa deforestación”.
Y es que la deforestación, según Federico Kopta, biólogo y parte del Foro Ambiental de Córdoba (Argentina), “cambia drásticamente la dinámica hídrica, generando una menor retención de agua y un incremento de la erosión”.
En este sentido, la deforestación es una de las principales causas de las inundaciones, coincide Hernán Giardini, de Greenpeace Argentina.

 De acuerdo con un informe de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN-Bolivia), publicado en 2013 por Datos Bolivia, la deforestación causó la pérdida de 1 millón 820.000 hectáreas de bosques  en el periodo 2000-2010.

El coordinador del Departamento de Ciencias de la FAN-Bolivia, Daniel Larrea, explicaba entonces que la deforestación se dio principalmente por la expansión de la agricultura mecanizada (fundamentalmente de soya transgénica en los últimos años, según el CEDIB), seguida de la ganadería y la agricultura a pequeña escala.

Se acelera pérdida de bosques
Según el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), la deforestación resultante de “la creciente expansión de la producción de soya (entre otras actividades extractivas) se ha incrementado de forma alarmante en los últimos años”.
De acuerdo con la FAN-Bolivia, la pérdida anual de bosque entre 2000-2005 fue de 194.000 hectáreas, mientras que entre 2005-2010 aumentó a 205.000 hectáreas.
Por su parte, una publicación de 2013 de la Universidad de la Cordillera, citada por CEDIB, muestra que la deforestación por la soya creció desde “unas 148.000 hectáreas anuales en la década de 1990 a 270.000 hectáreas en la década pasada, y a 350.000 hectáreas sólo el año 2011”.
La información del CEDIB apunta además que “la gran agroindustria y ganaderos son nuevamente los actores centrales (en la deforestación), destacando el caso de los colonizadores que de forma muy acelerada se han convertido en actores con altos impactos cuando se toman como conjunto”.
El estudio de la FAN-Bolivia detalla que el 76% de la pérdida de bosque durante el periodo 2000-2010 se concentró en el departamento de Santa Cruz, afectando a 1 millón 388.903 hectáreas de bosques, seguido de Beni que llegó a 161.798 hectáreas (8,9% del total nacional).
El departamento de Pando ocupó el tercer lugar con 98.185 hectáreas  deforestadas (5,4%); Cochabamba le siguió con 72.751 hectáreas (4%); Tarija 47.566 hectáreas (2,6%) y La Paz 45.925 hectáreas (2,5%)
Por otra parte, se conoció recientemente que una ONG paraguaya calculó que sólo en el mes de octubre de 2015, fueron talados 2,7 millones de árboles en el Chaco y que Bolivia registró un promedio de deforestación, en ese mes, de 185 hectáreas al día.
De acuerdo a esa ONG,  en el Chaco americano se derribaron 25 millones de árboles que equivalen a 50.574 hectáreas. En Paraguay 925 hectáreas, en Argentina 576 hectáreas y en Bolivia 185.   
Mientras tanto, datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social  de Boques y Tierras (ABT) muestran que en la gestión 2015, en el departamento de Tarija, esa institución autorizó el desmonte de 2.255 hectáreas. La misma ABT identificó que unas 1.800  fueron desmontadas de manera ilegal en la misma gestión pasada, es decir,  casi igual a la cantidad de superficie que sufrió desmonte con permisos.
La FAN-Bolivia identificó a la deforestación como la principal causa de pérdida de bosques, la cual se tradujo en mayores emisiones de gases de efecto invernadero, disminución en producción de agua y suministro de alimentos, reducción de la diversidad biológica, y pérdida de oportunidades de aprovechamiento sostenible.

Inundaciones en Bolivia

  Si bien el viceministerio de Defensa Civil considera “muy poco probable que se den las inundaciones” en Beni y Pando en esta gestión (en Bolivia El Niño provoca más sequías y La Niña más inundaciones), la intensidad de los fenómenos climáticos parecen estarse agravando cada año.  
El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, César Cocarico, informó el viernes que las fuertes granizadas, lluvias y sequías afectaron 31.000 hectáreas de cultivos en los departamentos de Chuquisaca, Cochabamba, Potosí, Oruro, La Paz y Santa Cruz.
La información histórica muestra además la vulnerabilidad de la población boliviana ante este tipo de situaciones.
Hace un par de semanas, el diario Opinión de Cochabamba publicó datos de un informe del Ministerio de Planificación que revela que entre el año 1982 y 2014, más de 4 millones de habitantes han sido afectados directamente por los fenómenos climáticos profundizados por el calentamiento global, cifra que representa el 40% de la población boliviana. El mismo informe señala que estos fenómenos representan un impacto económico entre el 1 y 2% del Producto Interno Bruto (PIB), dependiendo la gravedad del evento climático que se presenta. Por su parte, el documento que Bolivia entregó a la COP21 en París advierte que para el año 2030, el 27% del territorio boliviano puede estar afectado por una sequía persistente y el 24% por inundaciones altamente recurrentes.

 

Artículo Original disponible en: http://www.elpaisonline.com/index.php/2014-09-15-01-47-19/lo-que-el-eje-no-ve/item/205844-inundaciones-y-sequias-son-causadas-por-la-deforestacion