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El agua disponible para la producción de alimentos disminuirá por el cambio climático durante las próximas décadas, según el estudio 'Cambio climático, agua y seguridad alimentaria' elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

Así, el organismo ha detallado que se trata de un estudio "completo de los conocimientos científicos existentes sobre las consecuencias previsibles del cambio climático sobre el uso del agua en la agricultura".

En este sentido, prevé la disminución de la escorrentía de los ríos y de la alimentación de los acuíferos en el Mediterráneo y las zonas semiáridas en América, Australia y África meridional, regiones que ya sufren de estrés hídrico.

Por otra parte, se estima que en Asia se verán afectadas amplias zonas que dependen del deshielo y de los glaciares de montaña, mientras que las áreas densamente pobladas de los deltas fluviales están amenazadas al combinarse un menor flujo de agua, aumento de la salinidad y la subida del nivel del mar.

Además, el estudio advierte de una aceleración del ciclo hidrológico del planeta, ya que las temperaturas en alza incrementarán la tasa de evaporación de la tierra y el mar. "La lluvia aumentará en los trópicos y a latitudes más altas, pero disminuirá en las zonas que tienen ya carácter seco y semiárido y en el interior de los grandes continentes y se espera que las zonas del mundo que sufren ya de escasez de agua se vuelvan más secas y calurosas", precisa.

 A pesar de que no es posible hacer estimaciones certeras sobre la alimentación de los acuíferos bajo los efectos del cambio climático, la FAO ha considerado que "es previsible que el incremento de la frecuencia de sequías promueva un mayor aprovechamiento del agua subterránea para amortiguar el riesgo para la producción de los agricultores".

 Concretamente, la pérdida de glaciares --que sostienen cerca del 40 por ciento del riego a nivel mundial-- afectará finalmente a la cantidad de agua de superficie disponible para el riego en las principales cuencas productoras, ha precisado.

En todo caso, el incremento de las temperaturas alargará la temporada de crecimiento de los cultivos en las zonas templadas del norte, pero reducirá la duración en casi todos los demás lugares. Unido a una mayor tasa de evapotranspiración, lo que provocará un descenso del potencial de rendimiento de los cultivos y de la productividad del agua.

Finalmente, ha indicado que el informe también presta atención a las iniciativas que pueden tomar los responsables políticos nacionales, las autoridades de las cuencas hidrográficas regionales y locales, y los campesinos individuales para hacer frente a estos nuevos desafíos

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