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Fuente: CIPCA Bolivia

Autoría: Adrián Cruz y Cristina Cari

Fecha: Jueves, 02 Marzo 2017

La expansión de la frontera agrícola y ganadera está acelerando los efectos del cambio climático, produciendo también el desequilibrio ecológico de los ecosistemas existentes en diversas regiones del departamento de Santa Cruz.

Según el estudio “Potencial Agrícola de Santa Cruz al 2020” publicado por el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Santa Cruz (CINACRUZ), el departamento cruceño tiene una superficie de 5.242.810 hectáreas aptas para la agricultura (Plan de Uso del Suelo, PLUS de 1995), de dicha superficie 2.639.981 hectáreas ya están siendo utilizadas, dejando como resultado una superficie disponible para ampliar la frontera productiva (agrícola y pecuaria) de 1.971.740 hectáreas. En la superficie cultivada actualmente predominan cultivos como la soya, sorgo, maíz, caña de azúcar; por otro lado, son parte de esta superficie también las vastas áreas de pastizales destinadas a la producción ganadera bovina.

El modelo productivo agrícola basado en monocultivos y el modelo productivo pecuario basado en la producción extensiva han demostrado su escasa eficiencia, por la baja productividad de cultivos y por la baja carga animal por hectárea. En Bolivia se tiene en promedio 1/3 de la productividad de otros países en la región, y se usa entre 5 a 15 hectáreas por cabeza de ganado bovino frente a 1 a 3 hectáreas por cabeza de ganado bovino que usan otros países.

Si bien algunos de estos productos agropecuarios son destinados a la exportación y aportan al ingreso nacional, el costo ambiental de su producción es demasiado alto, el país deforesta alrededor de 200.000 hectáreas por año para habilitar tierras de cultivo y pastizales. Adicionalmente a ello, la deforestación e implantación de monocultivos (ya sean cultivos alimenticios o pastizales), al disminuir abruptamente la diversidad de éstas áreas, crean un escenario favorable para que se reproduzcan especies que en muchos casos se convierten en plagas. La destrucción acelerada del bosque primario para dar lugar al monocultivo, provoca la reducción de depredadores naturales de las plagas, como los murciélagos, aves, insectos y otros organismos vivos, que contribuyen al equilibrio natural de los ecosistemas.

El año 2016 productores de soya, maíz y sorgo del Norte Integrado y la zona de expansión Agrícola del este del departamento de Santa Cruz sufrieron pérdidas por una plaga denominada gusano cogollero, esto sumado a la sequía e incendios provocaron pérdidas económicas que ascendieron a los 500 millones de dólares según datos de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO).  En la región también se convive con el picudo negro y otras enfermedades provocadas por hongos y virus que provocan la cancrosis y leprosis en cítricos, bacteriosis en el arroz ó la monilia que ataca al cacao, todas causan pérdidas económicas a las y los productores, ponen en riesgo la cosecha y la calidad de sus productos.

La aparición en pasadas semanas de la plaga de langostas en la comunidad de Yatirenda del municipio de Cabezas, ubicado a 120 km de la ciudad de Santa Cruz, ha avanzado ya llegando a afectar a los municipios de El Torno y La Guardia también de Santa Cruz. Hasta la fecha el SENASAG reportó que en estos tres municipios las langostas dañaron 1.100 hectáreas de cultivos de maíz, sorgo, maní y manifestaron que existe alerta en los municipios de Boyuibe y Charagua, también de este departamento por la reciente aparición de esta plaga.

Para hacer frente a esta situación se conformó un Comité Interinstitucional departamental compuesto por la CAO, SENASAG, CINACRUZ, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) y la Gobernación de Santa Cruz. La tarea principal del Comité es monitorear el foco de infección y su desplazamiento. Una de las medidas asumidas ha sido la fumigación de áreas afectadas, para lo cual el gobierno central destinó 5,3 millones de bolivianos. Si bien se explicó que se está logrando controlar la plaga, pareciera que esta medida no ha sido la más acertada, dado que los insecticidas usados como el Friponil y Cipermetrina son de amplio espectro, es decir, no son específicos para esta plaga, además son de alta residualidad, es decir, son tóxicos para otro tipo de insectos y especies benéficas. Otro aspecto que es complejo en las acciones iniciadas, es que no se consideraron acciones de mitigación en las áreas fumigadas, lo que pone en riesgo la salud humana y ambiental, primero porque no se tiene certeza de cómo se va a garantizar la pureza del agua de consumo humano y animal dado que las fumigaciones son aéreas, por otro lado en términos de biodiversidad, la procreación de abejas y otros insectos benéficos, serán también afectadas.

Existe la necesidad de actuar en diversos niveles, por un lado, este Comité Interinstitucional debería volcar sus mejores cuadros profesionales para efectuar un análisis integral del problema de las langostas, que no sólo queda en exterminar a la plaga, sino planificar el manejo de cultivos en el área de producción de monocultivos implementando enmiendas como las cortinas rompe vientos con árboles que permitan mantener algún tipo de predadores, trabajar en el mediano plazo estrategias y recomendaciones para detener la deforestación, entre otras. Por otro lado, existe la necesidad de actuar también desde el nivel local, departamental y nacional para facilitar el desarrollo de planes de gestión de riesgos referidos a programas de prevención, monitoreo de plagas y enfermedades potenciales que afectan a las actividades económicas productivas en ese departamento y el país. Se deberán considerar en estos planes los principios agroecológicos que permiten un manejo más equilibrado de los ecosistemas, que son más amigables con el medio ambiente y no dañan la salud humana y ambiental. La actuación y protagonismo de los productores/as, de sus asociaciones, y de otros actores locales como las instituciones de apoyo a la producción serán fundamentales por el conocimiento acumulado, sólo así no dejaremos que las plagas afecten la seguridad alimentaria de la región y del país.

(*)Técnicos de CIPCA Santa Cruz