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Entre el 28 y 31 de julio se realizó el Décimo Foro Social Pan-Amazónico en la ciudad de Belém do Pará, Brasil. Participaron organizaciones campesinas, indígenas y afrodescendiente de nueve países que tienen en común, la disgregación de la cuenca amazónica entre las Guyanas, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Junto a las organizaciones, una serie de instituciones de apoyo y activistas por los derechos de los pueblos indígenas, la Naturaleza, el cambio climático y otros temas estratégicos para la conservación y cuidado de la Amazonía.

El Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica – IPDRS cuenta con una oficina en lo que consideramos una ‘Amazonía transfronteriza’, el municipio del Sena, departamento de Pando, desde la cual desarrolla una serie de acciones referidas a la prevención de desastres naturales y el fortalecimiento de organizaciones y modelos productivos autosustentables. Con esta experiencia optamos por promover a la líder indígena del pueblo Tacana, Paula Achipa Nay, y a su técnica y representante campesina Damary Vargas, en la discusión sobre las amenazas y destrucción del territorio amazónico desde la perspectiva de las mujeres.

 

Durante la tarde del 29 de julio, en el marco de la casa de las Resistencias de las Mujeres, OXFAM organizó la actividad autogestionada “Sin mujeres amazónicas no hay Amazonía: propuestas de mujeres defensoras contra la violencia y la destrucción de la naturaleza”, en la que mujeres de Colombia, Perú, Bolivia y Brasil compartieron sus experiencias de agresión a los territorios por la expansión de las industrias extractivas, proyectos hidroeléctricos y de infraestructura, minería legal e ilegal, exploración y explotación de hidrocarburos, etc. Estas experiencias tienen muchos elementos en común y muestran los mecanismos, conductas institucionales y estrategias empresariales para la intervención de territorios, pasar por alto la consulta previa o realizar procesos de consulta condicionados, ofertando compensaciones basadas en evaluaciones técnicas de dudosa calidad y sin ofrecer a la población afectada información detallada sobre las formas e impactos ambientales a mediano y largo plazo.

Las afectaciones pasan por la depresión de los bienes comunes, arroyos secos, tierra improductiva, derrumbe de árboles y cada vez menos posibilidades de asegurar la alimentación propia. Las mujeres viven las agresiones en sus cuerpos, no sólo por el aumento de su trabajo para la sobrevivencia y consecución de recursos económicos para cubrir las necesidades y derechos familiares, sino también porque la intervención territorial interviene en la vida cotidiana, en su seguridad y las posibilidades de la permanencia rural de ellas y generaciones más jóvenes.  Las propuestas pasan por la persistencia en el cultivo de alimentos, el cuidado de los bienes comunes de forma integral, incluyendo a la familia, a los árboles, al agua y a la tierra. Además, la organización, la articulación con otras organizaciones territoriales para hacer ecos de la denuncia, la incidencia por mejores políticas públicas y hasta la ocupación de espacios de poder.

Paula Achipa Nay, autoridad indígena y secretaria de justicia de su comunidad también participó, en el marco de la Casa de los Pueblos y los Derechos, del conversatorio organizado por el IPDRS, el Conselho Nacional das Populações Extrativistas (CNS), Confederação Nacional dos Trabalhadores Rurais Agricultores e Agricultoras Familiares (CONTAG)    “Múltiples Amenazas al Territorio y Vida de los Pueblos y Poblaciones Tradicionales de la Panamazonía (Brasil/Bolivia/Perú) Luchas y Resistencias por el Buen Vivir”. Junto a la líder tacana presentó sus reflexiones la líder indígena Shiwilo Mayra Macedo, perteneciente a la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) y a la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP). Ambas mostraron las afectaciones y riesgos que viven en sus territorios, y además, dialogaron con un público dispuesto a observar las dinámicas compartidas y la acción de las industrias extractivas que no respeta fronteras; así, se reforzó el objetivo de generar sinergias y articulaciones sudamericanas a favor de quienes se están defendiendo, quienes están denunciando y resistiendo desde los territorios.

Finalmente, en el marco de la Casa de la Madre tierra, la investigadora Ruth Bautista Durán participó de la mesa “Vivir Bien: visiones desde los pueblos sobre la Naturaleza”, organizada por el Observatorio Nacional de Justicia Socioambiental (OLMA) y junto a personalidades como Alberto Acosta (Ecuador), Wanda Uitoto, Valdecir Nascimento (Brasil) y Gianella Sánchez (Perú). Las reflexiones apuntaron a la necesidad de cambiar el paradigma civilizatorio, renovar la vocación de vivir en sociedad y repensar los procesos de institucionalización y constitucionalización de nociones como el vivir bien, que provienen de una diversidad de cosmovisiones y muestran caminos comunes para el resguardo de la naturaleza, la Amazonía y la reproducción de la vida.

El FOSPA en su último día presentó el trabajo de sistematización de las plenarias de las Casas de los Sentires. Las contribuciones realizadas no solo nos alimentan de aprendizajes, sino que alientan el proceso de construcción sudamericana para analizar y dar respuesta a las grandes problemáticas agrarias, terrritoriales y climáticas.