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El 1 de septiembre del 2014, muchos –en el Perú y el mundo– supimos por primera vez de la comunidad nativa asháninka Alto Tamaya–Saweto, cerca de la frontera con Brasil. De manera trágica hablamos de ella, luego del asesinato de cuatro de sus líderes: Edwin Chota Valera, Jorge Ríos Pérez,Leoncio Quinticima Meléndez y Francisco Pinedo, quienes fueron torturados y baleados por madereros que habían sido repetidas veces denunciados ante las autoridades peruanas por los indígenas. La historia por recuperar los cuerpos fue tediosa y mostró una vez más lo centralista de nuestro Estado y lo 'invisibles' que son los indígenas para los gobiernos. 

En LaMula.pe registramos el reclamo de las viudas de Saweto que pedían justicia y a la vez la titulación de sus tierras por la que durante muchos años sus esposos habían luchado. Promesas, olvidos, buenas intenciones, plantones y más ofrecimientos hasta que por fin las demandas fueron tomando cuerpo por insistencia de organizaciones civiles locales y extranjeras, que estuvieron vigilantes y apoyando a la comunidad.

Casi un año después, ayer 19 de agosto, tras más de una década de lucha, Saweto ha sido reconocida por el Estado, que le ha otorgado el título de propiedad de casi 80,000 hectáreas de su territorio ancestral, que les pertenece por ley. Si bien la Resolución Directoral Regional Nº 244 fue emitida el 21 de julio por la Dirección Regional de Ucayali, recién fue inscrita en Registros Públicos de Pucallpa y entregada ayer a las representantes de la comunidad, Ergilia Rengifo, viuda de Jorge Ríos, y Diana Ríos, su hija. Un hecho histórico para estos asháninkas. 

En opinión de Tom Bewick, de Rainforest Foundation, quien ha acompañado a la viudas en todo este proceso, “la titulación de Alto Tamaya Saweto es una victoria para la comunidad, que durante más de 10 años ha luchado y sacrificado tanto para este objetivo". 

En declaraciones a LaMula.pe resalta que este hecho significa la culminación de de esta lucha, "pero también implica que comienza otra: conservar su bosque, asegurar un desarrollo que coincida con su cosmovisión".  

El especialista advierte la importancia de que el Estado dé seguridad a las comunidades. "Recordemos que durante años el Estado le dijo a Edwin Chota que no podía otorgar el título debido a las concesiones forestales. Lamentablemente los muertos –y la presión internacional– tuvieron que recién impulsar al gobierno peruano. El Estado no requiere más muertos para seguir titulando las tierras que pertenecen a los indígenas, aun cuando haya concesiones superpuesta", detalla.

Diana Ríos, tesorera y portavoz de la comunidad, insiste en que este éxito sólo debe ser visto como el principio: "Ellos pensaron que podían tratarnos mal siempre. ¡Pero no! Somos seres humanos! No queremos más derramamiento de sangre ... Le pedimos al Estado para que nos apoyen y apoyar otras comunidades también. No es sólo Saweto-hay otras comunidades que no tienen título".

Pendientes

Las acciones del Estado en contra de la deforestación y la tala ilegal en lugares como Coronel Portillo, y la impunidad de quienes asesinan o abusan de los indígenas, frente al desinterés o inacción de los gobiernos ante la legalización de los territorios de las comunidades indígenas, son algunos de los muchos obstáculos que enfrentan las comunidades nativas al momento de buscar el reconocimiento y la titulación de sus territorios.

"Lo urgente es seguridad porque siguen las amenazas y la presencia de madereros ilegales y narcotraficantes. La comunidad pide la presencia de la Marina permanentemente cerca de Saweto y en todo la zona fronteriza desde Sierra del Divisor hasta Saweto", agrega Bewick.  Y es cierto, la comunidad no confía en el puesto policial que el gobierno apostó tras sus reclamos. Y cómo no desconfiar si algunos de esos policías –según los asháninkas– son conocidos o amigos de los madereros ilegales.