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Seis meses después de los pocos resultados que salieron de la conferencia de Doha, ahora las negociaciones tienen como meta el año 2015, fecha en la que los países se comprometieron a llegar a un acuerdo para intentar que el calentamiento global no se sitúe entre 3°C y 5°C más.

Aunque los temores de que se alcancen estas cotas son mayores que nunca, ya que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera acaba de superar el umbral simbólico de 400 partes por millón (PPM), lo que no había sido alcanzado desde hacía millones de años.

“Frente al desafío de haber superado los 400 PPM por primera vez en la historia de la humanidad, no necesito recordar que no podemos no obtener resultados urgentes”, advirtió a los delegados la costarricense Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

“Las negociaciones entraron en una fase crítica” ante la fecha fijada de 2015, señaló.

Tras el fracaso de la cumbre de Copenhague, en diciembre de 2009, en Bonn se espera que durante 12 días se empiecen a esbozar las líneas de este acuerdo, que sin embargo no entraría en vigor hasta 2020.

Los países deben estudiar y comprometerse a mayores reducciones de los niveles de gases de efecto invernadero y a destinar para ello más financiación.

Este futuro acuerdo debe comprometer a todos los países, sobre todo China y Estados Unidos, los dos mayores emisores de CO2, a reducir sus emisiones. Sólo los países industrializados que firmaron en su día el Protocolo de Kioto –que no fue ratificado por Estados Unidos– cuentan hoy con compromisos concretos.

“Papel decisivo” de la UE

 

El futuro deberá responder a preguntas como qué promesas concretas puede presentar cada país y si los emergentes deben tener el mismo tipo de compromisos que los industrializados.

“De momento, las negociaciones han sido agradablemente constructivas, pero he oído decir a un negociador de un país emergente que cuando empecemos las negociaciones de verdad, será un baño de sangre“, dice un negociador europeo, ya que los emergentes se resisten a hacer los mismos esfuerzos que sus vecinos del norte.

En estas negociaciones, la Unión Europea (UE) “está en posición de desempeñar un papel decisivo”, según Jason Anderson, responsable clima y energía de la ong WWF. Y no sólo porque dos de las tres próximas conferencias serán en Varsovia, del 11 al 22 de noviembre, y probablemente en París en 2015, sino porque es uno de los actores más comprometidos y que más medidas ha tomado en los últimos años.

Los 194 países participantes, que negocian convocados por la ONU, se han comprometido a limitar el calentamiento global a +2°C con respecto a la época preindustrial. Pero varios estudios recientes han mostrado que con los compromisos actuales no se podría conseguir este objetivo.

El próximo gran informe científico sobre el calentamiento, el llamado Giec, de la ONU, se publicará en septiembre.

“Hemos observado verdaderos cambios en las precipitaciones, en las cosechas y en el aumento de las tormentas y las sequías, que provocan hambre en poblaciones de todo el planeta”, recordó Harjeet Singh, de la ong ActionAid International.

Para Kumi Naidoo, director de Greenpeace International, “no hay razón” para esperar un nuevo impulso en Bonn. “El sistema de negociación de la ONU es muy pesado, problemático y fastidioso. Sin embargo, la ONU es el mejor y el único vehículo que tenemos para poder avanzar unidos”, dijo a la AFP. AFP