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, Si la actual situación mundial continúa invariable, para 2030 más de 650 millones de personas seguirán subalimentadas, advierten hoy las previsiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Esto indica que depender únicamente del crecimiento económico previsto será insuficiente para erradicar el hambre y mejorar la nutrición, señala la predicción.

A juicio de la FAO, "se necesitan acciones específicas si se quiere hacer realidad el compromiso de erradicar el hambre".

En su informe de 2015 sobre "El estado mundial de la agricultura y la alimentación", la entidad recuerda que, en múltiples foros regionales y multilaterales, la comunidad internacional suscribió la meta de erradicar la pobreza rural y el hambre para 2030 o incluso antes.


Ejemplos prominentes del consenso son la agenda para el desarrollo después de 2015 y la aprobada en Addis Abeba en relación con las acciones de financiamiento.

El compromiso se refleja en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, principalmente en los que ubican a 2030 como año tope para poner fin a la pobreza, el hambre y la malnutrición.

Pese al considerable progreso durante los últimos decenios, las más recientes estimaciones sugieren que a escala global unos 795 millones de habitantes sufren subalimentación crónica y para 2030 la cifra podría ubicarse en 650 millones, evalúan varias agencias de Naciones Unidas.

Datos de la FAO, del Programa Mundial de Alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola sustentan la necesidad de cambiar las actuales condiciones en el orbe para lograr las metas suscritas.

Un estudio de la FAO calcula que en los próximos 15 años se necesitará una inversión anual bruta adicional de 267 mil millones de dólares estadounidenses para acabar de forma inmediata con la pobreza, el hambre y la desnutrición.

La cifra anual propuesta es equivalente a 0,3 por ciento del Producto Interno Bruto mundial; es decir, una proporción relativamente pequeña de la riqueza creada cada año en el planeta.

Parte importante del monto, alrededor de 116 mil millones de dólares anuales, debería dedicarse a la protección social, recomienda la FAO.

"Una protección social bien diseñada no solo satisface necesidades de consumo, sino que también puede romper el ciclo de la pobreza, el hambre y la baja productividad si se combina con inversiones públicas adecuadas y entornos favorables", opina el organismo.

En las zonas rurales, estas inversiones aumentarán las oportunidades de la población pobre para captar recursos propios a partir de sus actividades productivas, agrega el análisis.

De forma gradual, se puede esperar que los ingresos obtenidos sustituyan a los suplementos proporcionados por la protección social, sopesa la fuente.

Para las áreas rurales y urbanas, la necesidad de inversión adicional se estima en 105 mil millones y 46 mil millones de dólares anuales, respectivamente.