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Llegamos a nuestro VI Congreso Nacional como Movimiento de Trabajadores Sin Tierra. Fueron más de dos años de estudios, debates, reuniones, asambleas y discusiones hechas por las bases y sectores de todos los Estados de Brasil.

Llegamos también a nuestro aniversario de 30 años, somos el movimiento social campesino con mayor tiempo de vida en la historia de Brasil.

Llegamos a estos dos momentos importantes de nuestra historia con un desafío muy claro, el cual se expresa en  el  lema de nuestro Congreso y que será nuestra palabra de orden para los próximos años: Luchar, Construir Reforma Agraria Popular!

Todo este proceso de construcción de nuestro Congreso en la base y en nuestras movilizaciones han demostrado que no hay más espacio para una Reforma Agraria tradicional, que tan solo distribuya las tierras. El agronegocio no solo ha avanzado sobre las tierras productivas e improductivas, destruyendo el medio ambiente, produciendo para la exportación, también ha ganado el apoyo de gobiernos en toda la estructura del Estado para viabilizar su proyecto. 

Garantizar que el pueblo tenga derecho de decidir qué producir y comer, que nuestras tierras destinadas para la producción de alimentos y no de celulosa ni etanol, que el campo sea un lugar digno donde vivir, donde la juventud permanezca en condiciones dignas, para que tengamos derecho a educación, salud y que podemos construir nuestras agrindustrias y agregar más valor a nuestra producción: todo esto solo es posible con una Reforma Agraria Popular.

Y esta Reforma Agraria Popular solo puede ser fruto de la lucha, no apenas de los trabajadores sin Tierra. Como el modelo del  agronegocio amenaza a los campesinos y campesinas, es necesario hacer alianzas y construir movilizaciones con aquellos que quieran luchar: agricultores familiares, quilombolas, ribereños, estudiantes de agronomía e ingeniería florestal, técnicos agrícolas y  todos los que estén dispuestos a construir este otro proyecto.

La Reforma Agraria Popular también necesita contar con el apoyo y la movilización de los trabajadores de la ciudad. Precisamos denunciar que el agronegocio envenena los  alimentos, usa las tierras para producir para la  exportación, promueve el trabajo esclavo  y el irrespeto a las legislaciones ambientales y laborales, entre otros  males que genera.

Nuestros enemigos son fuertes y poderosos. El agronegocio tiene muchos aliados en los medios de comunicación y en el sistema judicial. Pero una cosa que hemos aprendido en estos nuestros 30 años es no tener miedo y no rendirnos ante las dificultades. Fue así que conquistamos la tierra para millares de familias y ahora alimentamos centenas de municipios. Y es así, con lucha y determinación, animados por nuestro Congreso, que iremos construyendo la Reforma Agraria Popular.