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Más de 300 pueblos indígenas brasileños pidieron a la Corte Suprema que ordene al presidente Jair Bolsonaro a tomar medidas para evitar un etnocidio. Además de la diseminación del coronavirus, los pueblos originarios de Brasil tienen que lidiar con el crecimiento de las mafias de tala y minería ilegal.

Por José Díaz

Ante la expansión de la pandemia de la COVID-19, conocida como coronavirus, que ubica a Brasil como el segundo país más afectado a nivel mundial, la coalición conocida como Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) presentó un pedido a la Corte Suprema de este país para reclamar medidas que eviten un etnocidio indígena.

El pedido de APIB, que congrega a por lo menos 305 pueblos indígenas brasileños, fue presentado con el respaldo de seis partidos políticos opositores a la administración de Jair Bolsonaro. Este reclamo exige que el presidente brasileño realice medidas de emergencia que frenen o mitigan la expansión del coronavirus entre las comunidades originarias.

Según información del Comité Nacional para la Vida y la Memoria Indígena, hasta este martes se habían registrado 9.414 ciudadanos indígenas infectados por el coronavirus, con un registro de 380 fallecimientos. Asimismo, precisaron que estas estadísticas no incluyen el impacto del virus en los pueblos indígenas en aislamiento.

Cabe recordar que, hasta el momento, la única medida realizada por la administración de Jair Bolsonaro ha sido la de delegar un pequeño comando médicos con 23 doctores que viajaron a una ciudad remota de la selva central brasileña.

 

Virus y minería ilegal

La organización Instituto Socioambiental (ISA), fundada por el antropólogo brasileño Eduardo Viveiros de Castro, ha advertido que el estilo de vida de las comunidades indígenas, como el compartimiento de utensilios y otras actividades colectivas, no se pueden desarrollar en tiempos de pandemia.

A esto hay que sumarle otro factor que no solo ha contribuido con la diseminación del virus en la Amazonía, sino también con la deforestación. Se trata del crecimiento de las mafias de tala y minería ilegal que no frenaron sus actividades por la pandemia.

“Garimpeiros (mineros ilegales), acaparadores de tierras y deforestadores no detuvieron sus actividades durante la pandemia. Por el contrario: se han intensificado. La situación es crítica, ya que los invasores están en constante circulación entre ciudades y los territorios indígenas y pueden llevar el coronavirus a esos territorios”, explicó un comunicado del ISA.

En medio de esta complicada circunstancia, los pueblos indígenas brasileños se ha organizado para exigir medidas judiciales que obliguen al presidente Jair Bolsonaro, indiferente a ellos durante toda la pandemia, a tomar medidas que eviten un posible etnocidio.