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Líderes políticos y analistas consideran que la destitución del alcalde de Bogotá tendrá repercusiones en las elecciones presidenciales de mayo próximo. El exfuncionario anunció que promoverá el voto blanco

El exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, un exmilitante de la guerrilla M-19, es el único mandatario local de izquierda que ha llegado a ocupar un alto cargo político en Colombia. Su destitución, sin duda, es un golpe para esa izquierda que veía en él la posibilidad de gobernar, destacan analistas.

El presidente Juan Manuel Santos destituyó a Petro acatando una petición de la Procuraduría General, que consideró que el alcalde incurrió en faltas “graves” en el proceso de transferencia del sistema de recolección de basura de Bogotá del sector privado al público, en 2012, y después de rechazar la petición de medidas cautelares en este caso formulada el martes por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

“Marcha Patriótica rechaza con vehemencia esta decisión y llama a las gentes del común, a defender la paz y la democracia en las calles, a ser poder constituyente” dijo el movimiento en un comunicado.

Omer Calderón, de la Unión Patriótica (UP), considera que lo que pasa con Petro gira en torno a una campaña para evitar que la izquierda tenga una agenda propia de Gobierno.

Para Calderón es evidente que las herramientas que se utilizan son “jurídicas y mediáticas”, por lo que considera que el papel de la izquierda deberá ser de un alto protagonismo en las elecciones.

Carlos de Roux, concejal por el partido Progresistas, por su parte, dijo a la revista Semana que en la medida que la institucionalidad colombiana le cierra espacios a la izquierda, favorecerá las tendencias más radicales en el país.

El diputado colombiano y defensor de los Derechos Humanos Iván Cepeda, aseguró en Twitter que a Petro “no lo destituyeron e inhabilitaron por inepto o ineficaz, sino por tocarles los negocios”.

El analista Ernesto Rengifo acomoda la situación de la izquierda a la victimización de Petro, situación que en su criterio, “fortalecerá a ese sector político que tiene en bandeja de plata una posición de ascenso”.

Mientras que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) advirtieron, desde Cuba, que la remoción del alcalde “afecta de manera grave la confianza” en el proceso de paz en el que están comprometidos.

Pero la decisión tiene más repercusiones políticas. Una de las primeras es que Petro, con una inhabilidad por 15 años para desempeñar cargos públicos, se dedicará, como advirtió, a promover el voto en blanco para las elecciones presidenciales del 25 de mayo próximo, una especie de cuenta de revancha contra Santos, que aspira a la reelección.

Petro, precisamente ayer, responsabilizó a Santos por la violación de sus derechos fundamentales al firmar el documento de cese del cargo para complacer a la Procuraduría General.

“El presidente Juan Manuel Santos ha violado mis derechos humanos fundamentales, los de mi familia y los de 732 mil bogotanos”, escribió Petro en Twitter.

Petro fue reemplazado por el ministro de Trabajo, Rafael Pardo, quien asumió ayer como alcalde interino, mientras se espera un llamado anticipado a elecciones para designar al futuro alcalde de Bogotá.

Datos

Con un potencial de 5,1 millones de electores, la capital de Colombia es una plaza definitoria en términos electorales, aunque un poco más de dos millones de personas acuden a las urnas.

Las autoridades electorales, que convocarán anticipadamente a comicios en Bogotá, no han aclarado si se elegirá un alcalde para que complete el período de Petro -que debía gobernar hasta el 31 de diciembre de 2015- o cumpla un mandato de cuatro años. Se prevé que el proceso coincida con las votaciones presidenciales del 25 de mayo próximo.

Las ‘heridas’ abiertas que dejó la destitución de Petro