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Juan David Arias Henao, de Medellín, Colombia es el ganador del primer premio, categoría ensayos, del Concurso anual de artículos y ensayos Alimentos y Pensamientos, siempre en agenda sobre “Agricultura Familiar Comunitaria” versión 2014, organizado por el Instituto de Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS), la Organización Intereclesíastica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO) y el Foro Rural Mundial.

El joven colombiano, profesional  en Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Antioquia, Medellín, y con diversos estudios complementarios en las áreas de políticas públicas, pensamiento científico, medio ambiente, bioética y agroecología, se hizo acreedor del primer premio con el  ensayo Agriculturas Familiares en Sudamérica: Riesgo de cultivar e ingerir tecnobiopoder, escrito que aborda un tema estratégico, como el uso de transgénicos en la Agricultura Familiar, desde una base conceptual y metodológica, además de desarrollar una perspectiva regional y propuestas. 

Conozcamos algunas impresiones de Juan David sobre el concuso y su experiencia de haber participado en esta contienda sudamericana. 

¿Cuál fue tu principal motivación para participar en el concurso?

He creído en la necesidad de utilizar los espacios donde se permite poner una voz desde el pensamiento crítico, sobre todo teniendo en cuenta la relevancia que cobra en la actualidad el estudio de nociones como la ruralidad, el agricultor, la alimentación, la tecno-ciencia, las relaciones rural-urbanas o el ecologismo. Este concurso fue sin duda una oportunidad para pensar todas esas cuestiones.

¿Por qué consideras importante motivar y generar diálogo y debate sobre lo rural en la región sudamericana?

Los espacios rurales en Sudamérica, como en el resto de América Latina, han sufrido un proceso de urbanización creciente que se expresa en fenómenos como las hidroeléctricas, la minería, el ecoturismo o la introducción de biotecnologías modernas, que han llevando a dinámicas que producen una organización socio-ecológica y política del territorio rural de acuerdo con los requerimientos de las áreas urbanas. Todo ello en un contexto de crisis alimentaria, energética, ecológica y económica, lo cual sugiere que se debe poner de nuevo la mirada sobre lo que está pasando en los espacios rurales, las nociones que utilizamos para referirnos a estos lugares, las personas que lo habitan y sus relaciones con las naturalezas. De esto depende no sólo el mantenimiento de la diversidad biocultural que está presente en los espacios rurales y que últimamente ha tomado una gran relevancia a nivel global, sino también el carácter de las relaciones entre los espacios rurales y urbanos que en vez de concebirse como algo antagónico son más bien relaciones en profunda sinergia.

¿Cuál crees es el rol de los jóvenes en el diálogo y debate sobre la importancia de lo rural?

Creo que el rol de los jóvenes es re-oxigenar los lenguajes y las prácticas en búsqueda de alternativas. Hoy pareciera que los jóvenes tenemos el reto de construir una nueva imaginación social y política de los espacios rurales y su relación con lo urbano. Para ello, sin duda es necesario traspasar las fronteras clásicas del conocimiento disciplinario y trascender hacia la incorporación de un pensar complejo, transdisciplinar y transcultural de las cuestiones ecológicas, culturales y políticas. Esto necesita cambios paradigmáticos/epistemológicos que muchas visiones adulto-céntricas a veces no logran incorporar puesto que caen en definiciones dominantes que tienden a sedimentarse y salirse del orden de lo discutible. Mi opinión es que al parecer, el reto de los jóvenes consiste en originar las grietas que erosionen aquellos pensamientos y prácticas sobre el espacio rural que han estado anquilosadas durante muchos años, para que se nos permita pensar los territorios de nuevas formas.

¿Cómo te sientes al conocer que tu escrito fue finalista a nivel sudamericano, y saber que competiste con jóvenes investigadores de otros países (10)?

Es emocionante saber que en la región existe tanta producción de conocimiento al respecto de estos temas que se tornan de relevancia global. Reconforta darse cuenta que existen otros jóvenes que también se están preocupando por este tipo de cuestiones, analizándolas a profundidad y buscando soluciones al respecto.

¿Por qué crees que es importante la temática rural tanto en tu país como en Sudamérica?

En Colombia se ha realizado históricamente una investigación en torno a lo rural en la que predominan algunos  análisis marcados por la “violentología” y las consecuencias del conflicto armado en la distribución de tierras, las relaciones de despojo y represión sobre las comunidades que habitan los espacios rurales. Si bien este tipo de análisis es vigente y tiene gran importancia, creo que hoy es preciso atender tanto en Colombia como en Sudamérica a otras dinámicas de poder que se están acentuando y que no tienen que ver sólo con el despojo, la violencia o el conflicto, sino también con la introducción de nuevos discursos y prácticas como por ejemplo las originadas por la tecno-ciencia, que originan otro tipo de técnicas de gobierno sobre las naturalezas y las culturas, nuevas formas de campesinado, de agricultores y de territorialidades. Lo rural cobra importancia también en esta perspectiva, bajo la cual se analiza cómo el poder está produciendo nuevos sentidos y representaciones asociadas a macroproyectos de inversión global que transforman los territorios y sus gentes sin necesidad de desplazarla, pero dichas transformaciones muchas veces restan autonomía y posibilidades de acción a las comunidades locales del mundo rural que quedan atrapadas bajo las lógicas del productivismo, la globalización y el desarrollo.

¿Tuviste con anterioridad alguna otra experiencia previa en el ámbito de los escritos?

Antes he escrito para un par de revistas y algunos artículos en espacios de opinión local.

¿Por qué es importante hablar, dialogar, investigar sobre la agricultura familiar?

Hace un tiempo que la Agricultura Familiar ha venido tomando importancia en los países del sur global, sobre todo por la influencia que desde finales del siglo XX tuvieron algunos movimientos sociales de Sudamérica, especialmente del sindicalismo rural Brasilero. Más allá de que este sea el año internacional de la agricultura familiar declarado por la FAO, creo que es importante realizar una profunda reflexión sobre este asunto, puesto que la agricultura familiar ha generado una serie de debates en torno a su concepción y caracterización. Además de esto, políticamente es de gran relevancia puesto que al parecer vendría a reemplazar una noción mucho más antigua que era la del campesinado. En todo caso, la agricultura familiar, la agricultura familiar comunitaria, otras de base más campesina y autosuficiente o quizá algunas más orientadas hacia los mercados e incluso la agricultura familiar agroecológica, indican que existe una gran diversidad de prácticas específicas en la agricultura familiar de la región. Pero al mismo tiempo, esta gran diversidad resulta necesario investigarla, puesto que sobre ella se realizan discursos, políticas públicas, se giran recursos económicos y cuando uno mira un poco más profundo, resulta que no se ha construido ningún consenso en torno a lo que significa en realidad la noción de agricultura familiar y por ello pareciera que las políticas públicas para su protección resultan bastante deficientes. De todas maneras, en lo que sí parece haberse llegado a un consenso es en la afirmación de que la agricultura familiar resulta de vital importancia puesto que es la gran proveedora de alimentos a nivel mundial y en muchos casos alberga gran diversidad biológica y cultural necesaria para el mantenimiento de la vida.

¿Cómo te enteraste del concurso?

En Colombia el concurso fue bastante publicitado. Diversas organizaciones como el Congreso de los Pueblos, el Tejido Juvenil Transformando a la Sociedad TEJUNTAS y  revistas estudiantiles,  invitaron a los jóvenes a participar en el concurso a través de sus páginas y redes sociales.

¿Qué opinión te merece el trabajo que desarrolla el IPDRS, o lo que conoces de él, para promover desde la sociedad civil el debate de la importancia de lo rural?

Lo que yo alcanzo a percibir es que se desarrolla una labor bastante importante en cuanto a  visibilizar el campesinado, la agricultura familiar comunitaria y la pequeña producción agrícola, lo cual resulta ser vital para Sudamérica. Al mismo tiempo, las labores de fortalecimiento de los actores locales y sus redes, y la incidencia sobre tomadores de decisiones, son prácticas que  continúan contribuyendo al mejoramiento de las condiciones para una vida digna de los pobladores de los espacios rurales sudamericanos. Yo saludo gratamente esta iniciativa y creo que debería existir una proliferación exponencial de instituciones como esta para el conjunto de América Latina.