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El Congreso de Brasil votó a favor de aliviar las reglas sobre la extensión de bosques y selva que deben mantener los agricultores forestales en sus tierras, una victoria para los poderosos grupos de presión de la industria agrícola del país y un revés político para la presidenta Dilma Rousseff.

Aunque la ley aprobada ordena que millones de hectáreas de tierras ya despejadas sean reforestadas, los ecologistas dicen que facilita demasiado a los agricultores -responsables por buena parte de la deforestación de la Amazonia en las últimas décadas- el cumplimiento de las regulaciones sobre la cantidad de selva que deben preservar.

Rousseff aún tiene la opción de vetar la legislación, una de las más controvertidas que aprueba el Congreso brasileño en los últimos años.

Varias fuentes del Gobierno dijeron a Reuters que esperan que la presidenta vete la ley debido a que el texto aprobado dejó de lado un difícil compromiso que el Gobierno tardó meses en lograr.

"Está absolutamente claro que esto no es lo que el Gobierno esperaba. La presidenta analizará cómo lidiará con este tema", dijo Gilberto Carvalho, un cercano asesor de Rousseff, a periodistas en Brasilia.

La versión final de la ley dejará en manos de los estados federales la decisión de cuánta porción de bosque o selva debería ser reemplazada a lo largo de las riberas de los ríos, lo que hace posible que muchas regiones realicen demandas mínimas a los productores agrícolas. La cláusula irritó a los ecologistas.

La presidenta había dicho que vetaría las versiones previas de la legislación, que contenían requisitos considerados demasiado indulgentes con los agricultores.

Si decide vetar la ley, el Congreso podría dejar sin efecto esa medida con una mayoría simple de 50 por ciento más uno. La ley fue aprobada con un 60 por ciento de votos a favor.

 En un intento de anular los cambios que los grupos de presión impulsaron, dos senadores comenzaron a idear una ley que cancelaría ciertas disposiciones y restauraría la autoridad al Gobierno federal para decidir los detalles de cuánta tierra deberá ser reforestada.

CULTIVOS FRENTE A ZONAS SELVÁTICAS

La ley y su futuro impacto han sido observados de cerca dentro y fuera de Brasil, hogar de la mayor selva tropical del mundo y un país considerado una referencia sobre cómo otras naciones en desarrollo deben preservar sus bosques.

En junio, Brasil será el anfitrión de la cumbre Río+20, una reunión en la que los líderes gubernamentales y autoridades de todo el mundo debatirán la política ambiental a nivel mundial.

La jefa de la confederación nacional agrícola, Katia Abreu, defendió la nueva legislación y dijo que "no necesariamente" significaba que los estados impondrían reglas menos estrictas que el Gobierno central sobre la extensión obligatoria de áreas boscosas y selvas.

Afirmó que la norma también permitiría establecer reglamentos hechos a medida para las características de cada región.

Para grupos ecologistas, como Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por su sigla en inglés), la ley es un claro retroceso sin importar cómo sea regulada ya que liberará a los agricultores de la obligación de reforestar como lo estipulaba la antigua norma que con frecuencia no cumplían.

"La ley aprobada otorga una amnistía total y sin restricciones a aquellos que deforestan (...) y está en contra de lo que el propio Gobierno quería", dijo Greenpeace en un comunicado. "Si (Rousseff) no reacciona y veta este texto, este futuro será su legado", añadió.

Un técnico involucrado en la redacción de la ley dijo a Reuters que el problema de permitir a los estados regular su situación de forma individual radicaba en que el proceso probablemente tomaría un año o dos.

Eso significa que cualquier reforestación posiblemente sería postergada hasta que las nuevas reglas queden claras para cada estado.

La deforestación en Brasil se ha desacelerado en los últimos años debido a una mayor fiscalización y al uso de imágenes satelitales que realizan un seguimiento de las áreas con las tasas más altas de tala.

Una disposición clave para el código forestal permitirá a los propietarios de tierras contar el arbolado en los márgenes de los ríos, cumbres y cuestas empinadas como una proporción total de bosques o selva que deben ser preservados en sus tierras. En la actualidad, esas tierras no están permitidas en sus cálculos.

Los agricultores argumentan que la incertidumbre sobre la legislación existente, que fue suspendida en años pasados, impidió inversiones. Y la creciente producción de Brasil podría sufrir un revés si continúan las dudas de cómo pueden los agricultores utilizar sus tierras.

Brasil es el principal productor mundial de café, azúcar, carne, zumo de naranja y un importante productor de soja y maíz. La agricultura representa más del 5 por ciento del Producto Interior Bruto del país.

Los ecologistas dicen que los agricultores deben reforestar la tierra equivalente a la superficie combinada de Alemania, Austria e Italia para cumplir plenamente con la ley anterior.

Los defensores de la nueva ley, sin embargo, dicen que de todas maneras generará una ganancia neta de millones de hectáreas de zonas forestales preservadas.