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Se trata de quienes se dedican a la agricultura familiar, sector que aporta el 17% del valor bruto de la producción agropecuaria. Éste fue declarado el Año Internacional de esta actividad. 

Familias completas se levantan cada día con la intención de ponerle el cuerpo al trabajo de la tierra generosa y la esperanza en el milagro que trae los frutos del esfuerzo.

El 50% de los agricultores de la provincia pertenecen a la agricultura familiar, un trabajo silente al que permanecen ajenos quienes van a adquirir productos a la verdulería sin haber tocado un solo cascote.

En Mendoza subsisten gracias a esta actividad más de 20 mil familias, según datos 2012 del Registro Nacional de la Agricultura Familiar (Renaf). Se encargan de producir alimentos para el resto de la sociedad gracias a un trabajo digno que aporta a la provincia 601 millones de pesos lo que representa 17% del valor bruto de la producción agropecuaria.

Sin embargo, las dificultades para acceder a tierra propia le quitan rentabilidad a su trabajo y previsibilidad a su futuro mientras que el acceso al agua que permita un riego continuo, es otro de los escollos que deben sortear.

"La mayoría arrienda la tierra, se invierte en insumos para mejorarla y al año siguiente el dueño no la arrienda, la aumenta o se la da a alguien que paga más cuando ya está trabajada. También es común que pidan un porcentaje alto de la siembra y no den los costos", relató Cristóbal Cardozo, delegado Nacional por Mendoza de la Federación de Organizaciones de la Agricultura Familiar (Fonaf).

En tanto, los grandes emprendimientos del modelo agroexportador son los poseedores de la mayor parte de los terrenos y tienden a despojar a los pequeños productores de las tierras que en muchos casos han habitado durante décadas.

Así lo destacó Juan Burba de la Unión de Trabajadores Rurales sin Tierra (UST) y el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). Dijo además que 90% de los trabajadores rurales están fuera del sistema formal o no tienen tierras mientras que en la provincia más de 50% de las propiedades con derecho a riego están abandonadas.

Al respecto, hace dos años, el gobernador Francisco Pérez había propuesto expropiar aquellas que estuvieran abandonadas y tuvieran deudas con Irrigación, pero tal proyecto no prosperó, aunque señalaron que se están discutiendo otras alternativas similares. Otra problemática mencionada por Cardozo es el acceso al agua, sobre lo cual dijo que no hay una regulación específica.

"Se la llevan los grandes y queda para el sector lo que resta (...) no tenemos garantizada una provisión permanente y hay sistemas de plantación que requieren agua diariamente aunque no sea gran cantidad, al menos una o dos horas; pero a veces llega cada quince días y en esos casos el sistema por turno no sirve", se quejó.

Por otra parte relató que acceder al agua subterránea es muy caro: "Hacer una perforación para un pozo cuesta 700 mil pesos, para un escala muy pequeña de producción es mucho".

Radiografía del sector Según datos del Censo 2002 sobre los Pequeños Productores en la República Argentina del Ministerio de Agricultura de la Nación en Mendoza hay 30.655 explotaciones agropecuarias (EAPs) que abarcan 6.422.129 hectáreas.

De ellas, 15.315 EAPs son de la agricultura familiar, es decir el 50%. Los agricultores familiares (AF) tienen 216.958 hectáreas que representan sólo el 3% de la superficie cultivada.

Cada agricultor trabaja en promedio 14 horas. En definitiva, los productores locales se encuentran en peores condiciones que la media nacional ya que 50% del total mendocino detenta sólo 3% de la tierra mientras que a nivel país los agricultores familiares ascienden a 66% del total y acceden a 13% de la propiedad de la tierra.

En cuanto a la distribución de las actividades 58% de los AF se dedica a la agricultura, 53% a la producción animal, 29% a la agroindustria (que implica darle valor agregado a la materia prima como por ejemplo el preparado de dulces, quesos o salsas). Con menor participación en el segmento 6% está en el rubro de las artesanías y tan sólo 1% participa del Turismo Rural.

Año internacional

El viernes se lanzará en Mendoza el Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF), declarado por la ONU con el objetivo de subrayar la importancia de esta actividad en la mitigación del hambre y la pobreza, la contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición, la mejora de los medios de vida, la gestión de los recursos naturales, la protección del medioambiente y la consecución del desarrollo sostenible, especialmente en zonas rurales. El 40% de los hogares del mundo dependen de la agricultura como forma de vida, mientras que en Argentina los agricultores familiares representan aproximadamente 75 % del total de explotaciones agropecuarias. 

La cita será en la Nave Cultural (Av. España y J.A. Maza) de Ciudad de Mendoza, de 10 a 23. Allí se desarrollarán actividades con referentes del área. Habrá una feria de productos de la Agricultura Familiar, un patio con comidas tradicionales, talleres de recetas y artesanías, espacio institucional de políticas públicas,  paneles temáticos y un espectáculo artístico con música y danza que comenzará a las 18. La entrada será libre y gratuita.

"El agronegocio exportador que produce comodities para exportar hoy ocupa las mejores tierras, tal es el caso de la soja. Y es el modelo que en Mendoza se ve en la vitivinicultura, que exporta vinos de altos costo pero genera desalojo, exclusión y no produce alimentos", explicó Burba. En la vereda de enfrente se encuentra la agricultura campesina indígena que produce trabajo digno y alimentos.

"Ese modelo no tiende a la soberanía alimentaria que es la posibilidad de los pueblos de decidir cómo alimentarse", destacó. En este sentido dio como ejemplo que entre 2 y 5% del presupuesto destinado a agricultura llega al sector campesino indígena y el resto queda para el agronegocio.

Para resolver la problemática, se señala la necesidad de generar políticas públicas tendientes a producir certezas a futuro y garantizar derechos. En este sentido destacaron que se han abierto canales de diálogo con sectores del gobierno, pero que por el momento no van más allá de meras intenciones, y lo hecho hasta ahora es insuficiente.