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“Mi tierra hace unos años era seca, y verla ahora tan verde, productiva y con tantas plantas me genera un llanto de emoción y satisfacción”, es el relato de una de las tantas mujeres campesinas en Bolivia que optaron por  la agricultura ecológica.

Pese a que en estos últimos años los impactos socio-económicos y ambientales han sido adversos en gran parte de los países de la región, campesinos agricultores de diferentes sectores de Bolivia han iniciado la difícil pero grafíticamente travesía de la producción ecológica.

Experiencias productivas exitosas en comunidades de la amazonía, altiplano, valles y chaco, son el claro ejemplo de que pese al incremento de la agroindustria y la biotecnología, la agroecología campesina e indígena es posible afrontando los impactos del cambio climático con el reto de garantizar la seguridad alimentaria.

El encuentro entre agricultores de distintas zonas enriquece el intercambio de conocimientos y vivencias a partir de su producción. Ese hecho se vio reflejado en un taller organizado por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) Bolivia, como parte de la Propuesta Económico Productiva (PEP) y en el que participó el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS).

Ésta producción ecológica se destina para el consumo propio de los campesinos y para la venta en mercados y ferias comunales, y en otros casos en mercados y encuentros itinerantes organizados por diferentes entidades que impulsan ésta producción en Bolivia.

En el sector del altiplano, por ejemplo, comunarios del municipio de Viacha, compartieron su experiencia en la producción ganadera,  con la crianza equilibrada de animales, sembrando a la par el forraje,  con un adecuado aprovechamiento de los sistemas de riego y un buen control sanitario.

“Con esta forma de producción hemos aumentado la cantidad de animales (vacas en su mayoría) y podemos vender más leche en las ferias”, relata Teresa Ramírez, una de las productoras del sector.

Similar actividad ocurre en el municipio de Charagua, al sur del país, con el trabajo comunal de la ganadería y un manejo sostenible de las parcelas y el agua para el riego.

Los departamentos de Pando y Cochabamba también han ido en este camino de la producción agroecológica con base campesina e indígena, con manejo de suelos, la implementación de otras plantaciones aprovechables,  mejores sistemas de riego y permanente capacitación e innovación alejados de cualquier uso de agroquímicos que contaminen su producción.

Es arduo el trabajo enfrentando plagas, sequías e inundaciones, y aún la apertura de mercados para estos productos es limitada, sin embargo, estos agricultores aseguran que han generado un nuevo paradigma en Bolivia, además han heredado estos mecanismos a sus hijos quienes ya son parte de este modelo agrícola.