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El desarrollo rural en el país también puede analizarse desde diversos frentes como la equidad de género, puesto que el trabajo esencial de la mujer todavía no se ha reconocido del todo.

Así lo afirma Juan Carlos Barrientos, director del Departamento de Desarrollo Rural de la U.N., quien añade que, ante todo, son factores culturales los que hacen que la población femenina no sea, generalmente, la que adquiera las tierras o créditos de las mismas, contrario a la población masculina. 

“Es una desventaja, aún más, cuando en el eje de las familias tiene un rol primordial, mientras el papel del hombre en muchos escenarios todavía es el de proveedor”, señala el académico. 

Estudios de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO) estiman que cerca del 70% del trabajo en el agro lo realizan las mujeres. Solo en América Latina, Bolivia es el país donde más población femenina trabaja en el campo llegando al 70%. 

La mujer cumple un papel vital en seguridad alimentaria por la recolección de productos y el desarrollo familiar, además, participa en todas las etapas de la cadena de valor, desde la siembra hasta la cosecha, los procesos agroindustriales y la comercialización. A pesar de ese campo de acción, no es quien decide los temas económicos en el hogar. 

Esas desigualdades de género y acceso ilimitado a créditos son problemáticas no solo en Colombia sino también a nivel mundial, según revela ONU Mujeres (Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres), que también sostiene que la crisis económica y alimentaria mundial ayuda a reforzar la situación. 

Este organismo, incluso, afirma que las mujeres son motor decisivo en la economía y representan la mano de obra agrícola. De hecho, la FAO declara que en el mundo si las mujeres del campo tuviesen el mismo acceso que los hombres a recursos agrícolas, se podría aumentar la producción en las granjas de países en desarrollo en un 20 % a 30 %. 

En Colombia ya se han visto casos de este tipo, como el de cultivadores de papa criolla de poblaciones del sur del país, en el marco del proyecto San Nariño desarrollado por investigadores de la Universidad Nacional   y la Universidad McGill de Canadá, en el cual se evidenció que mujeres y hombres hacen labores de cultivo por igual. 

Este tipo de hechos reflejan la importancia del enfoque de equidad y género en el desarrollo rural, con el fin de que ellas tengan mayor participación y puedan no solo adquirir créditos, sino también ocupar cargos importantes administrativos en pro de su comunidad, cuenta el director del Departamento de Desarrollo Rural. 

El profesor Juan Carlos Barrientos será uno de los participantes del Foro de Extensión U.N. sobre Desarrollo Rural, junto con otros académicos como Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, y Fabio Leiva, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de este centro educativo. 

Esta actividad se llevará a cabo el 28 y 29 de octubre en la Plaza de los Artesanos, en Bogotá. 

Desarrollo rural con otros enfoques

Otros enfoques con los que se puede tratar el tema de desarrollo rural son la producción agraria y el medioambiente. Con el primero, señala el profesor Barrientos, se trata de la actividad económica más importante del sector rural, en la que se contribuye con desarrollo tecnológico y con el acercamiento a la comunidad a través de pequeños, medianos y grandes productores. 

Por otro lado, el componente medioambiental habla del cuidado de los recursos naturales y del control del uso de químicos en actividades agrícolas, así como la formación y prevención entre la comunidad. 


(Por:Fin/DSGM/NH)