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En la ceremonia de inauguración del II Congreso Nacional de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri), que comenzó un debate para analizar las necesidades y demandas de esta organización, se firmó un convenio con el ministerio de Agricultura y el Indap para poner en funcionamiento el Instituto de Agroecología Latinoamericano (IALA), que funcionará en Auquinco, a partir de 2015.

Bajo la consigna “las mujeres del campo no pueden esperar”, Anamuri inauguró el II Congreso Nacional, que reunió a más de 500 delegadas de todo el país y representantes de organizaciones de América Latina, que debatirán, durante tres días, las reflexiones que han hecho sus bases durante un año, para construir una agenda y demandas sobre reforma agraria, derechos laborales, reconstitución de territorios indígenas y soberanía alimentaria.

Este Congreso abrió sus actividades con la firma de un convenio con el ministerio de Agricultura y el Indap para dar vida al Instituto de Agroecología Latinoamericano (IALA), uno de los proyectos que forma parte de las tareas que impulsa la articulación internacional, de la que Anamuri es parte, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y que comenzó con la primera sede en Venezuela.

La presidenta de Anamuri, Miriam Talavera señaló que seguirán defendiendo la agricultura campesina contra las grandes transnacionales, quienes son a su juicio los principales responsables de la privatización de los recursos naturales como el agua, la tierra y las semillas.

La representante Regional Adjunta para América Latina y el Caribe de la FAO en Chile, Eve Crowley señaló que la realidad de muchos países de la región es la falta de decisión que tienen las mujeres sobre los campos agrícolas, destacando que “ese poder es necesario para preservar algunos derechos, como el poder político”. Además agregó “que se debe regularizar el derecho al acceso al agua y a las tierras de mejor calidad”.

La presidenta de la Comisión Congreso de Anamuri, Alicia Muñoz, respecto de los derechos de las mujeres que trabajan para la agroexportación, lamentó que no exista claridad en la reforma laboral que anunció el Gobierno.

“El ministro de Agricultura dijo que estaba la reformas laborales que nuestro sector, asalariadas agrícolas, tenga beneficios. Nosotras queremos ver qué significa sindicalización para la mujer temporera, qué significa negociación colectiva para los temporeros y temporeras, qué significa no al reemplazo en la huelga. Si eso este Gobierno no es capaz de ponerlo con fuerza no sé dónde llegaremos a reclamar, este Congreso tiene que tener pronunciamientos en esa dirección”.

La representante internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), la dirigenta brasileña Nalú Farias, explicó que tienen un trabajo centrado en tres ejes.

“La lucha por un cambio integral de modelo, pero todas maneras tenemos prioridades, con tres ejes, cuerpo, trabajo y territorio, en donde estamos buscando articular las demandas mirando sobre el control que se ejerce sobre nuestros cuerpos, a nuestros trabajos y a nuestros territorios y desde allí visibilizar nuestras resistencias, pero también nuestras alternativas”.
La representante de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, y dirigenta indígena, María Canil detalló las campañas que tiene la articulación a nivel latinoamericano.

“En varias asambleas continentales y conferencias internacionales se ha declarado la campaña de “No violencia a las Mujeres”, otra de las demandas es el acceso de la tierra a las mujeres, la lucha de la Soberanía Alimentaria y la defensa de la madre tierra y territorios”.

Durante los discursos de apertura de este Congreso, las representantes de las localidades sostuvieron que es urgente retornar a la diversidad productiva, situando en el centro el derecho de los pueblos a la alimentación, sin monocultivos ni plantaciones que hagan desaparecer los bosques, las plantas medicinales, los ríos y el curso de las aguas. Demandaron asimismo, políticas públicas para poner fin a la concentración extrema de la tierra.