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En días pasados en IPDRS visitó y sostuvo intercambios con el Vicariato Apostólico del Pilcomayo, a cargo de religiosos y religiosas de la orden Oblatos de María Inmaculada (OMI), y con pueblos indígenas de Campo Loa, de la Municipalidad de Mariscal Estigarribia, de Paraguay.

Entre otros aspectos se analizó la actual situación de los pueblos indígenas de Campo Loa: nivaclé, manjui, guaraní en cuanto a su territorio, los aspectos organizativos y económico productivos.

Dichos pueblos conformados por unas 400 familias tienen un territorio titulado de más de 11.600 hectáreas. Esta zona, al igual que gran parte del Chaco paraguayo, presenta características marcadamente contradictorias en cuanto al uso y manejo de los recursos naturales: bosques, suelos y agua. Por un lado, las familias indígenas en su territorio tienen chacra para la producción de sus alimentos (maíz, mandioca, batatas, entre otros) en superficies reducidas, de alrededor de una hectárea, y algunas familias crían animales menores: gallinas, ovejas y chivas. Para generar ingresos cultivan sésamo, sandía, frejol. También tienen espacios importantes de bosque en su territorio, de donde obtienen alimentos por la cacería, la melea, medicinas y materiales para el hogar, etc.

Por el otro, las haciendas circundantes al territorio indígena mencionado se dedican mayormente a la ganadería bovina y la siembra de pastos y algunos cultivos industriales con base en la deforestación y el cambio del uso del suelo, y dirigidos a la exportación. Salvo excepciones, no tienen área de bosque

Uno de los dirigentes de la comunidad de Jotoichá expresó su preocupación que los hacendados están prohibiendo entrar a los comunarios indígenas a cazar cuando los animales ingresan a sus predios. “Las estancias prohíben entrar a cazar. No se puede entrar sin permiso, eso nos preocupa, los animales (de cacería) van de un lado a otro y no deberían prohibir que entremos a cazar…”. Asimismo, expresó su preocupación por la compra venta de madera y de árboles para carbón sea por vecinos o productores no indígenas, denominados campesinos latinos.

En la región resalta también la infraestructura, tecnología y las inversiones realizadas para la captación y manejo del agua, para el consumo humano en el caso de los indígenas y para la producción en el caso de las haciendas.

En el pasado hubo acompañamiento cercano en el fortalecimiento de las capacidades productivas de las familias indígenas por parte de organizaciones no gubernamentales, hoy tienen algún apoyo de la mesa interinstitucional de desarrollo integral del Distrito de Mariscal Estigarribia. Pese a ello, actualmente la mayoría de los indígenas continúan acudiendo a empleos temporales en haciendas vecinas, y su sistema productivo aún no les permite cubrir sus necesidades básicas. Algunos dirigentes expresaron la necesidad de fortalecer su base productiva y económica, por ejemplo con cítricos, hortalizas como tomate, gallinas y apicultura; aunque, reconocieron que “no todos tienen ese pensamiento”.

En la Municipalidad se llevan a cabo ferias productivas, pero las comunidades indígenas de Campo Loa no participan en ellas sea por falta de productos, falta de información o por la distancia y porque no tienen posibilidades de acceder a dichas ferias.

Algunos de los participantes de los diferentes espacios de intercambio, expresaron su interés de participar de ferias productivas, incluso de intercambiar con sus pares bolivianos -lo mismo que ya ocurrió en los aspectos organizativos, cuando miembros de la Asamblea del Pueblo Guaraní participó en algunos espacios y momentos con sus pares paraguayos.

En criterio de uno de los religiosos, sería muy útil e ilustrativo que vengan los indígenas del Chaco boliviano a la feria con sus productos “y que los indígenas que aquí que vean, que compren, que coman… lo que hacen otros indígenas en Bolivia…”.