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 En la primera sesión del “8° Encuentro internacional por la tierra y territorio en Sudamérica. En tiempos de COVID-19”, se desarrolló un diálogo sobre el acceso a la tierra en Uruguay. Participaron los autores del capítulo Uruguay del Informe 2020 Acceso a la tierra y territorio en Sudamérica y el presidente de la Mesa Nacional de Colonos de este país.

Como primera intervención del diálogo, Francesca Repetto y Pablo Díaz Estévez del Núcleo de Estudios Rurales de la Universidad de la República (UDELAR), expusieron parte de lo que fue el capítulo de Uruguay del Informe 2020 Acceso a la tierra y territorio en Sudamérica.

Francesca Repetto se refirió al cambio de gobierno en este país, con Luis Lacalle Pou del partido Nacional. A ese contexto, se sumaron las medidas restrictivas de la pandemia del COVID-19. Ambas situaciones desembocaron en una crisis económica, la inflación subió 10 %, hubo un aumentó en la tasa de desempleo donde 64 % representaron mujeres, cuestión que agravó las brechas de género. 

A finales de 2020, incrementaron los casos de COVID-19, llegando a 4.000 casos por día. Esto fue ascendiendo hasta el 2021. La asistencia del gobierno fue insuficiente y la respuesta popular se reflejó en acciones para cuidar de la población y hacer frente a la escasez de alimentos. Una acción concreta desde las organizaciones populares fue la implementación de más de 700 ollas populares.

Pablo Díaz explicó que el cambio político social en Uruguay no paró con la construcción de la Planta de celulosa UPM2, un megaproyecto finlandés que supuso la implantación de más de 200 mil hectáreas de eucalipto, el uso de 110 mil hectáreas con espejos de agua dulce e inversión estatal en infraestructura. Una de las excusas presentadas por la empresa fue que la crisis que generó la pandemia aumentó el desempleo, y la planta significaba puestos de trabajo para los pobladores a largo plazo. 

A pesar de que una de las cláusulas del contrato establecía que este se podría rescindir en caso de una epidemia o sequía, ninguna de las causales que efectivamente se dieron en el país, canceló el contrato de la Planta de celulosa, afirmó Díaz. 

96% del territorio Nacional no tiene regulación sobre el acceso y tenencia de la tierra. El Instituto Nacional de Colonización (INC) que trabaja desde 1948 era una de las pocas instancias que trabajaba por el tema de la regulación. Sin embargo, en 2020, el gobierno de Lacalle arremetió contra el INC, con tres leyes: 

Ley de urgente consideración (LUC): desafecta 120.000 hectáreas logradas a partir de presión social de colonos, las devuelve al mercado y al no tener una política adecuada de tierras, pueden ser adquiridas por sectores multinacionales. 

Ley de presupuesto: se dio en dos años, el recorte de 26% de presupuesto de fondos para compra de tierras del Instituto Nacional de Colonización (INC), hubo varias movilizaciones rurales a partir de esta ley. 

Ley de rendición de cuentas: segundo intento de recorte de 97% de fondos para comprar tierras del Instituto Nacional de Colonización (INC)

Para terminar su intervención, Repetto comentó que el capítulo de Uruguay se refirió a las poblaciones afrodescendientes que han generado una fuerte movilización por la búsqueda del reconocimiento y se espera la adhesión de Uruguay al Convenio 169 de la OIT. 

Como parte del diálogo intervino Mario Thedy, presidente de la Mesa Nacional de Colonos de Uruguay. Comentó que, si bien hay grandes similitudes con Paraguay, en temas como la criminalización de la protesta campesina, una gran diferencia entre ambos países, pues en Uruguay tan solo 3 % de la población se queda en el medio rural. 

Thedy habló de los “desiertos verdes” con referencia a las plantaciones de eucaliptos, esas tierras que antes producían comida, actualmente reflejan el trabajo de familias en condiciones inadecuadas, ante el hecho afirma “la lucha por la tierra, es lucha contra la pobreza”.

Una de las cosas que se han tratado de implementar en la Mesa Nacional de Colonos, es el involucramiento entre área urbana y rural. Thedy afirma que todo lo que pasa en el campo afectará a las ciudades y es por eso que consideran urgente que las poblaciones urbanas se involucren ante los conflictos suscitados con los pobladores rurales. 

Thedy recuerda como hace varios años, mientras en los medios se mostraba el conflicto con Bin Laden, 200 policías desalojaban a la fuerza a un colono y su familia, en la zona de Bella Unión. Este hecho marcó una sensibilidad muy fuerte en la población uruguaya. 

El gobierno actual impone políticas que afectan a los pequeños productores, promueve el despoblamiento de las zonas rurales y el desalojo forzado. Con la pandemia esta situación se agravó, “A nosotros nos cayeron dos pandemias, la pandemia del COVID-19 y un gobierno de derecha”, afirmó Thedy. 

La situación actual del Instituto Nacional de Colonización es crítica, desde el 8vo Encuentro por la tierra y territorio, se convocó a los fogones y campamentos, que reúnen a colonos, pequeños productores de todas partes, y sectores campesinos empobrecidos.

“La riqueza de nuestras tierras se ha vuelto el deseo en muchas partes del mundo. Esa amenaza está sobre todos nosotros y vaya que es importante la unidad, el intercambio, las experiencias que tenemos, para tratar de revertir esto”.

El diálogo de Uruguay en el 8° Encuentro internacional por la tierra y territorio en Sudamérica, mostró el conflicto para el sector rural a raíz de la pandemia y la desestabilización socioeconómica a raíz de la transición al nuevo gobierno.

La pandemia y los gobiernos de derecha, muestran un doble conflicto para las poblaciones rurales. A pesar de que la pandemia muestra que el sector productivo es fundamental para las poblaciones urbanas, principalmente para la provisión de alimentos, las políticas de desalojo y desfavorecimiento al sector rural continuaron en marcha. 

La frase “la lucha por la tierra, es lucha contra la pobreza” del colono Thedy, demuestra que la lógica de instauración de monocultivos, lejos de dar estabilidad económica al pueblo, aumentan el avasallamiento de tierras y reproducen la pobreza.

A pesar del contexto pandémico, el diálogo de Uruguay demuestra que la movilización social no ha parado y las conquistas por la tierra sólo serán posibles desde los movimientos de base. La autoorganización demuestra ser nuevamente una herramienta de los sectores populares. Las ollas comunes y ferias agrícolas son las trincheras ante las crisis que gestionan este y los anteriores gobiernos uruguayos. 

Fotografía portada: Sandro Pereyra - La diaria