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 El sojero desarrolla la agroindustria a metros de una escuela y al borde de un camino. La comunidad de Santiago Cué, en Paraguay, ha logrado que las autoridades gubernamentales intervengan para parar las consiguientes fumigaciones que afectan a la población y específicamente a los niños.

El portal de BaseIS informa que, aunque con diez meses de retraso después de la denuncia planteada, funcionarios de Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE), acudieron a una inspección ocular para verificar estos hechos en la comunidad mencionada, perteneciente al distrito San Pedro de Paraná.

Asunción, 18 de octubre de 2016 (BASE IS) La comunidad de Santiago Cué, del distrito de San Pedro del Paraná, a más de 360 kilómetros al Sur de la capital paraguaya, logró que instituciones estatales intervengan a un productor sojero, que desde hace dos años cultiva a metros de la escuela 6.576 San Roque González de Santacruz y al borde del camino.

De acuerdo a las familias vecinas, hace dos años el productor sojero compró alrededor de 150 hectáreas al lado de la escuela, donde empezó a cultivar soja a 40 metros de distancia y a separar su cultivo con una barrera vegetal irregular. Desde entonces las fumigaciones en el cultivo se realizaban a toda hora.

Luego de reclamos de ciertas personas del lugar, dejó los 100 metros reglamentarios, pero sin barrera vegetal, indicaron fuentes comunitarias. En todo este tiempo, además, su cultivo llegó hasta el borde de uno de los caminos del lugar.

La ley 3.742/2009 de “Control de productos fitosanitarios de uso agrícola” en su artículo 68 obliga a todo productor que realice fumigaciones a dejar una franja sin cultivo de 100 metros de distancia de cualquier asentamiento humano, escuela, camino, etc.

Además de los 100 metros libres, también lo obliga a contar con una barrera viva de protección vegetal “con un ancho mínimo de cinco metros y una altura mínima de dos metros”.

Ya en diciembre de 2015 la comunidad había solicitado la intervención de la Fiscalía de San Pedro, donde le dijeron que no podría por no contar con una dependencia que atienda asuntos de medio ambiente. De acá derivaron el expediente a Asunción y de ahí a la ciudad de Encarnación.

Unos 10 meses después de haber presentado la denuncia, el pasado 7 de octubre funcionarios de la Fiscalía del Medio Ambiente de la ciudad de Encarnación y del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE), visitaron la explotación sojera.

Si bien no hubo nuevos trabajos en el cultivo, de acuerdo al vecindario, la situación irregular sigue, pues continúa llegando al borde del camino y sin estar separado por barreras vegetales.

En la escuela estudian diariamente alrededor de 40 niño y niñas desde el pre-escolar hasta el sexto grado, y en la denuncia tuvo preponderancia la comunidad educativa de madres, padres y docentes y las comisiones vecinales.

Desde un principio habían solicitado al productor sojero que respete las leyes ambientales si iba a plantar soja en lugar. Como no escuchó a la comunidad en varias advertencias, la misma recurrió a las instituciones mencionadas.