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Entre agosto de 2011 y julio de este año, se deforestaron 4.665 kilómetros cuadrados de la selva amazónica, de acuerdo con un análisis del Proyecto de Vigilancia de la Deforestación de la Amazonía Legal (Prodes). El tamaño equivale a multiplicar por tres la superficie de San Pablo, el mayor núcleo urbano de Brasil.

De esto se desprende que la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera como consecuencia de la deforestación alcanzó los 352 millones de toneladas este año, lo que supone un descenso de 16% frente a 2011, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil.

Según el INPE, la mitad de la masa forestal está compuesta de carbono que se emite a la atmósfera en forma de CO2 cuando se quema madera, por la tala árboles y otras alteraciones de la naturaleza. La velocidad de la transferencia de CO2 a la atmósfera está relacionada a la explotación maderera y a la agricultura abusiva, entre otros factores.

Los números son preocupantes, pero muestran una tendencia a la baja. Los valores de emisiones actuales revelan una reducción de 64% respecto a los divulgados en 2004, cuando se deforestaron casi 28.000 kilómetros cuadrados de la Amazonia.

Esta misma semana se publicó también otro estudio, que alerta que la Amazonia brasileña perdió un total de 1.206 kilómetros cuadrados de selvas entre agosto y noviembre de este año.

La superficie deforestada es tres veces la ciudad de San Pablo. Pese a que fue menor que el año pasado, la cifra preocupa por la cantidad de dióxido de carbono que se libera