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Una treintena de activistas de Amnistía Internacional llevaron su solidaridad a la comunidad indígena Enxet de Sawhoyamaxa. Exigen que se cumpla la sentencia de la CIDH, que hace 7 años mandó restituir las tierras, pero hasta ahora es ignorada. 

Llegaron portando una enorme lona, cubierta de fotos y mensajes de solidaridad de activistas de la organización Amnistía Internacional de distintas partes del mundo, en la que le hacen saber a los indígenas del pueblo originario Enxet que "no están solos en su lucha por recuperar sus tierras".

Un grupo de aproximadamente 30 activistas y directivos de Amnistía Internacional (AI), acompañados por miembros de la ONG Tierra Viva, viajaron el sábado último hasta la comunidad indígena Sawhoyamaxa, Departamento de Presidente Hayes, en el kilómetro 370 de la ruta entre Concepción y Pozo Colorado, para llevar su solidaridad, como parte de la campaña internacional "Hacer visible lo invisible".

Frank Conde Tangberg y Sady Sarquis, directivos de AI Paraguay, dijeron que la visita sirvió para constatar la dura realidad en que viven las aproximadamente 100 familias Enxet, en la ocupación que mantienen desde 1991, esperando que el Estado paraguayo responda a sus reclamos.

"Los activistas de AI pudieron comprobar personalmente la falta de recursos y de asistencia estatal, que significa el incumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de 2006. Les indignó mucho ver el tajamar de agua sucia, de donde toman el agua, pero también les conmovió sentir la firmeza de los Enxet en continuar su lucha incansable", explicó Conde Tangberg.

Una antigua lucha

Luego de largos años de vivir al costado de la ruta, debido a que sus territorios ancestrales fueron convertidos en grandes estancias, los miembros de la comunidad Enxet de Sawhoyamaxa iniciaron en 1991 las gestiones para recuperar sus tierras.

Luego de interminables trámites, ante la imposibilidad de recibir justicia en Paraguay, recurrieron a la CIDH, que en 2006 emitió su sentencia, obligando al Estado paraguayo a restituir 14.404 hectáreas a la comunidad, además de proveer agua, alimentación y acceso a la salud, como a crear un fondo para invertir en el desarrollo.

Pero ninguno de estos puntos se cumplió a cabalidad. En marzo de este año, cansados de esperar, los indígenas decidieron ocupar parte de la propiedad, actualmente en manos de un estanciero, que posee 60.000 hectáreas.

"En siete años, el Estado Paraguayo no ha demostrado capacidad ni voluntad política en cumplir la sentencia de la CIDH y en devolver sus tierras al pueblo de Sawhoyamaxa, lo cual es verdaderamente preocupante. Por ello, desde Amnistía Internacional vamos a redoblar nuestras acciones solidarias, para exigir que se cumpla lo que en derecho corresponde a los pueblos originarios", destaca Frank Conde.

La visita de los activistas de AI fue una de las muchas actividades previstas, que tendrán repercusión internacional.

"Estamos promoviendo un llamado de alerta sobre el caso de los pueblos originarios del Paraguay entre todos los activistas de AI en el mundo, buscando que a través de hacer visible lo invisible, las autoridades finalmente cumplan con lo que están obligados a cumplir", apunta Sady Sarquis, estudiante de comunicación y voluntaria de AI Paraguay.