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En el Seminario Internacional “Cultivos Transgénicos: Realidad y Controversias”, un par de asistentes acapararon la atención. Se trata de los hermanos José y Juan Pizarro, quienes luego de quedar arruinados por los procedimientos de la empresa Monsanto decidieron investigar y luchar hasta llegar a la Cámara de Comercio, instancia que, de manera inédita, les dio la razón. En conversación con Radio Universidad de Chile, José Pizarro explicó el origen del problema y sus consecuencias.

El problema se remonta al año 2009, cuando luego de comprar y recibir semillas de la empresa Anasac, provenientes de Estados Unidos, y con un contrato de por medio, los hermanos José y Juan Pizarro recibieron las instrucciones para su cultivo.

El terreno, ubicado en Melipilla, era arrendado por los agricultores, quienes desistieron de incurrir en otros gastos, como maquinarias e insumos, luego del ofrecimiento que les hicieran desde la empresa. Ellos correrían con todos los gastos.

La comunidad Wente Winkul Mapu, con esta trilla termina un ciclo de trabajo que comenzó con la recuperación del fundo Chiwaiwe, desde principios del año 2013. Allí se sembró trigo y avena, cereales esenciales para sustentar la comunidad y sus animales.

En un contexto de una fuerte militarización, criminalización, encarcelamientos y montajes judiciales sobre las comunidades en resistencia, la comunidad llevó a cabo este proceso que termina con la trilla, rechazando cualquier intervención estatal que signifique dependencia y ponga en riesgo la autonomía.

El Presidente Sebastián Piñera convocó al Consejo de Seguridad Nacional para que se reúna el próximo lunes, a una semana de que se conozca el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda presentada por Perú por los límites marítimos con Chile.

Los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, el Contralor General de la República, el presidente de la Corte Suprema, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el general director de Carabineros, integran el consejo.

Una organización que reúne a unas 10.000 mujeres campesinas e indígenas de Chile lanza un instituto de agroecología para el campesinado femenino del sur americano.

La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) capacita desde hace años a miles de personas a través de la red internacional La Vía Campesina y trabajando en base a la soberanía alimentaria. Pero hoy enfrenta su proyecto más ambicioso.

El Instituto de Agroecología de las Mujeres del Campo, al que pusieron la sigla IALA, será el primero de América Latina destinado solo a un público femenino y se emplazará en la localidad de Chépica, 180 kilómetros al sur de Santiago, en el poblado de Auquinco, "agua que resuena" en lengua mapuche.

El país será parte de la instancia por quinta vez en su historia, hasta fines de 2015. La Cancillería sostuvo que Chile contribuirá a reforzar el multilateralismo y que "actuará guiado por los principios de la no intervención y el respeto de los tratados internacionales".

Chile se integra a partir de este miércoles 1 de enero como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, órgano que tiene como principal responsabilidad el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional.

El país será parte de la instancia hasta el 31 de diciembre de 2015, tras recibir el apoyo de 186 naciones durante una elección realizada en octubre pasado en Nueva York.