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El sector agropecuario tiene problemas más complejos que la operación del programa Agro Ingreso Seguro.

La productividad agropecuaria, con pocas excepciones, es muy baja debido a la incorrecta utilización de la tierra y a la siembra de cultivos inapropiados. Esa productividad genera pobreza rural, altos precios para el consumidor y reduce la posibilidad de vender al mercado mundial.

La ganadería ocupa hoy 42 millones de hectáreas (mha) para acomodar 23 millones de cabezas. El hato ganadero en 1970 era de 19 millones de cabezas que pastaban en 19 mha. Cada cabeza adicional a las existentes en 1970 absorbió más de 4 hectáreas; una disminución espectacular en la productividad.

Si pretendemos incrementar el hato en 5 millones de cabezas, con los promedios actuales de ocupación, tenemos que olvidarnos de la posibilidad de expandir la frontera agraria de 4 mha a 10 mha que es lo que necesitamos, o empezar a tumbar reserva forestal para darle cabida a la ganadería.

Adicionalmente, para que el área cultivada tenga productividad elevada, ésta debe ocuparse en buena parte por productos típicos del trópico y así evitar que su sostenibilidad económica dependa de barreras a la competencia externa o de subsidios que el consumidor le otorga al productor.

Muy interesantes las enseñanzas de Perú sobre este tema: poco subsidio y buena participación en mercado internacional). Con productos de zona templada, como trigo, los costos en maquinaria e insumos son tan altos que no queda dinero para pagar salarios elevados, aun si los empresarios del campo así lo quisieran.
Si se desea dar apoyo a la agricultura, éste debe ser para productos tropicales que tengan ventajas comparativas y que accedan al mercado internacional.

De los anteriores comentarios se debe actuar así: -adoptar una política de Estado agropecuaria de largo plazo, no del Ejecutivo, acorde con los requerimientos y oportunidades de un mundo globalizado y no sólo con las de un mercado interno- pronta recuperación de tierras adquiridas por métodos criminales;-que el negocio sea de ganadería y no de finca raíz-; resolver el problema de hambre en Colombia con productos baratos, que no necesariamente tendrán que ser producidos por nosotros;- Distinguir entre apoyo al agro y disminución de pobreza.

 Sobre estos propósitos las opiniones de los candidatos a la presidencia son muy divergentes. Concertemos la política de Estado primero y luego debatamos los subsidios necesarios para desarrollarla.

La Mesa de Enlace se reunió con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez · Buzzi aseguró que sigue interrumpido el diálogo con el Gobierno.

El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, recibió hoy a directivos y productores de la Federación Agraria Argentina (FAA), quienes reclamaron una "asistencia extraordinaria" para enfrentar la emergencia que atraviesan distritos afectados por sequía e inundaciones.

Desde la entidad se denunció además la "ausencia del Estado" en la atención de esta problemática.
Directivos de la FAA indicaron que la falta de lluvias y el exceso de precipitaciones que padecen algunas regiones ganaderas provocarán una caída en la oferta de carne vacuna en los próximos meses.

 "Tenemos la peor política agropecuaria de la historia y estamos desperdiciando el mejor momento del país. No hay planificación, no se ve la infraestructura. Lo único que existe es la obra pública con uso discrecional", sostuvo el presidente de la entidad, Eduardo Buzzi.

Más allá de las medidas adoptadas en las últimas semanas por la administración kirchnerista, Buzzi afirmó que la designación de Julián Domínguez "hace que se confunda a la sociedad diciendo que hay un ministro de Agricultura cuando no hay un cambio en la política para el sector".

El dirigente aseguró que "hoy está interrumpido el diálogo" entre la Mesa de Enlace y el gobierno, y aclaró que "cualquier solución que se de, por más parcial que sea, siempre es una solución".

Luego de la conferencia, Domínguez convocó a productores nucleados en la entidad para analizar la problemática de emergencia agropecuaria que padecen varios distritos productivos.
Horas antes de su encuentro con el titular de Agricultura, Buzzi indicó que ante el malestar que vive el campo, "la gente tiene razón para salir a la ruta a protestar, aunque no digo que esto esté bien".

En este sentido, Alfredo De Angeli, titular de la FAA de Entre Ríos, afirmó que "la carne para asado y la pulpa para milanesa la van a comer unos pocos, es el gobierno popular de los Kirchner".

Según un estudio de Oxfam, entre 1975 y 2006, los glaciares como la Cordillera Real perdieron el 40 por ciento de su volumen a causa de los deshielos.

El cambio climático que experimenta el planeta pone en peligro el suministro de agua y electricidad para las ciudades de La Paz y El Alto debido a que los glaciares en la Cordillera Real perdieron más del 40 por ciento de su volumen, según alerta un informe de Oxfam, reflejada por la Red Erbol.

El documento titulado "Cambio Climático, Adaptación y Pobreza en Bolivia" presentado ayer en la cumbre entre Estados Unidos y la Unión Europea en Washington, destaca que entre 1975 y 2006 los glaciares en la Cordillera Real perdieron más del 40 por ciento de su volumen, deshielo que amenaza el suminitro de agua y de electricidad de la población, ya que el 40 por ciento de esta energía en Bolivia procede de plantas hidroeléctricas.

El tiempo errático ha provocado la pérdida de numerosas cosechas que generan hambrunas entre la población.

A su vez, estos cambios climáticos producen periodos de sequía prolongados que facilitan la combustión de las diez gigatoneladas de carbono que acumulan los bosques bolivianos, creando una seria amenaza de incendios forestales.

A raíz de estos hechos, en 2007 Bolivia pasó a engrosar la lista de los diez países del mundo más afectados por los desastres naturales, a los que acompaña la rápida expansión de enfermedades como el dengue, avivadas por las altas temperaturas.

Entre 2006 y 2008 las inundaciones, las riadas, los corrimientos de tierra, el granizo y las heladas afectaron a más de 618.000 personas y costaron al Gobierno boliviano entre el 3% y el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) anual.

Los científicos consideran que el aumento de las temperaturas también ha contribuido a la expansión de enfermedades como el dengue, permitiendo que el mosquito que transmite la enfermedad llegue a mayores altitudes.

Las lluvias erráticas y las plagas de insectos provocadas por temperaturas anormalmente altas causan la pérdida de las cosechas, ocasionando penuria alimentaria.

Casi dos tercios de los 10 millones de habitantes de Bolivia viven en la pobreza, con menos de dos dólares al día. Y el 40% vive en la pobreza extrema, con menos de un dólar diario. La mayoría de la pobreza está concentrada en la población indígena.

Bolivia es el país de Sudamérica con el porcentaje más alto de población indígena, un 66%, según datos de Oxfam. Los grupos indígenas bolivianos incluyen a los aymara y quechua pero también a más de otros 30.

FINANCIAMIENTO ADICIONAL

Según el informe, uno de los principales inconvenientes para la lucha contra el cambio climático en Bolivia es la falta de recursos económicos, motivo por el cual insta a los países ricos a comprometerse con unos 150.000 millones de dólares (101.964 millones de euros) adicionales al año, para permitir a los países pobres enfrentar el desafío medioambiental.

"La gente pobre en Bolivia no puede permitirse el lujo de que nuestros líderes políticos se queden tan satisfechos consigo mismos", dijo el portavoz de Intermón Oxfam para cambio climático, José Hernández de Toro. Asimismo, afirmó que "es escandaloso que los países más ricos y más contaminantes del mundo se resistan a hacer lo que es necesario y que está a su alcance para abordar la crisis climática" y solicitó a estas naciones que reduzcan sus emisiones en un 40 por ciento.

En este contexto, instó al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y a los líderes europeos reunidos en Washington a "poner dinero extra sobre la mesa" y a desarrollar estas negociaciones personalmente en vez de dejarlas en manos de funcionarios.

Soledad Álvarez La Paz, 4 nov (EFE)- Cincuenta y seis familias del Beni, en la Amazonía boliviana, han comprobado cómo se pueden afrontar los efectos del cambio climático con una técnica agrícola que las culturas prehispánicas ya usaban para aprovechar las inundaciones cíclicas de la zona: los "camellones".

Se trata de extensas plataformas agrícolas levantadas por la mano del hombre que, con una altura de entre 50 centímetros y dos metros, protegen de las inundaciones a los cultivos que se siembran en su superficie.

Estas elevaciones se rodean a su vez de una red de canales que en la época de inundación drena el agua y que en los ciclos secos la acumula para el riego, lo que permite además nutrir y enriquecer el suelo y configurar incluso un ecosistema propicio para actividades complementarias como la piscicultura o la creación de bancos de semillas.

Un grupo de familias pobres de las localidades benianas de Loma Suárez y Copacabana ha experimentado la eficacia del sistema participando en un proyecto de "camellones" financiado por Oxfam Internacional y dirigido por la fundación local Kenneth Lee.

"En un año y medio hemos demostrado la teoría: se puede producir en inundación y en sequía, hay capacidad de decidir qué producimos y qué necesita el mercado", explicó a Efe Óscar Saavedra, director de la Fundación Kenneth Lee, que debe su nombre a un geólogo norteamericano que dedicó su vida al estudio de la cultura hidráulica de la Amazonía boliviana.

Desde que se puso en marcha el proyecto, los "camelloneros" benianos han logrado el récord de tres cosechas de maíz, con rendimientos "excepcionales", y 120 toneladas de yuca, gracias a un método de agricultura intensiva y cien por cien ecológica con el que pueden cultivar también arroz, hortalizas o legumbres.

Y todo ello con una tecnología rescatada de los pueblos precolombinos que desarrollaron hace 3.000 años en la Amazonía continental una compleja cultura hidráulica a base de lomas artificiales, canales, diques y camellones para enfrentar los ciclos de inundaciones y sequías propios de la zona.

Aunque el agua ha sido una constante en la extensa región del Beni -un territorio de más de 213.000 kilómetros cuadrados en el noreste de Bolivia-, sus efectos son ahora especialmente devastadores debido al cambio climático y a fenómenos como "El Niño" y "La Niña".

Este departamento ha sufrido graves inundaciones en los tres últimos años, especialmente en 2008, cuando el agua afectó a casi el 75 por ciento del territorio regional y las pérdidas sumaron unos 220 millones de dólares, según datos de Oxfam Internacional.

"La diferencia es que ahora las inundaciones son imprevisibles (...) No sabemos exactamente cuándo va a llegar la inundación o cuándo va a haber sequía. En el pasado los tiempos eran más marcados. El desorden es más variable y menos predecible", explica Saavedra.

Ante este escenario, el director de la Fundacion Kenneth Lee reivindica la importancia de los "camellones" como solución sostenible y "sustentable", pero también por razones de rentabilidad: construir una hectárea de terreno cultivable con este método cuesta unos 20.000 dólares en zonas altamente inundables.

La inversión, dice Saavedra, se recupera en 18 meses con un sistema que enriquece el suelo, aumenta la biodiversidad, resuelve problemas de seguridad alimentaria, detiene la deforestación del bosque tropical y permite afrontar los efectos del cambio climático.

"Todo pasa por una estrategia de desarrollo. La Alcaldía de Trinidad (la capital del Beni) gasta medio millón de dólares anuales en desarrollo productivo, pero sigue con una agricultura convencional. Viene una sequía prolongada o una gran inundación y se acabó: cada dos o tres años hay que volver a empezar y por eso estamos en un círculo vicioso de pobreza", señaló Saavedra.

El proyecto que desarrollan Oxfam y la Fundación Kenneth en Beni pretende un "cambio cultural" entre los habitantes de la zona para fomentar su capacidad emprendedora y que puedan constituir pequeñas empresas alrededor del método productivo de los "camellones".

La idea de Oxfam es extender a unas 1.000 familias este proyecto que el director de la Fundación Kenneth Lee ve "definitivamente viable desde el punto de vista social, ecológico y económico" y exportable al entorno del Lago Titicaca, en el Altiplano, e incluso a zonas húmedas de los continentes asiático y africano.

 

Foto:  Camellones (Trinidad, Bolivia) Jane Beesley / Oxfam GB

En el marco de la V Reunión Ministerial sobre Agricultura y Vida Rural y la XV Junta Interamericana de Agricultura (JIA), que se desarrolló, en Montego Bay, Jamaica; el CAS realizó su IX Reunión Extraordinaria, se realizó el traspaso de la Presidencia pro tempore de Uruguay a Paraguay, siendo el nuevo presidente del Consejo el Dr. Enzo Cardozo, Ministro de Agricultura de Paraguay; cuyo mandato ejercerá por un año.

El Consejo Agropecuario del Sur (CAS) es un foro de discusión y debate conformado por los Ministros de Agricultura de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

Uno de los principales objetivos fijados por el nuevo Presidente en acuerdo junto el resto de los Ministros será la capacitación y especialización, especialmente de jóvenes profesionales en las distintas áreas temáticas, tanto a nivel intrarregional como externo.

EL foro ministerial realizó, la reunión extraordinaria en el marco de la semana de la agricultura que se desarrolla en Jamaica. En esta oportunidad se efectuó el traspaso de la presidencia, la cual en el periodo 2008-2009 fue ejercida por Uruguay, y pasará a ser Paraguay quien presida el organismo en el periodo 2009-2010.

El CAS se ha reunido en otras oportunidades durante la realización de la JIA, son estos los casos de las III y IV reuniones extraordinarias realizadas en Panamá en 2003 y Guayaquil en 2005, respectivamente. En la reunión de la JIA, en 2007 en la ciudad de Antigua Guatemala, se realizó la II reunión extraordinaria de los directores de la Red de Coordinación de Políticas Agropecuarias (REDPA) del CAS.