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Ayer miércoles 3, inició en Bogotá el Seminario 20 años de la Ley 160 de 1994. Análisis y perspectivas, evento organizado por: Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC), Coordinador Nacional Agrario (CNA), Comisión Colombiana de Juristas (CCJ), Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Externado,Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos de la Universidad Javeriana, FIAN-Colombia y CINEP/PPP, en el marco de la Estrategia Colaborativa en Colombia por la garantía de los Derechos a la Tierra y al Territorio que realiza en la Universidad Externado de Colombia, Bogotá del  3 al 5 de diciembre.

La ley 160 de 1994 reformó el Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural Campesino. Su orientación estaba determinada sobre el supuesto de que la reforma agraria orientada por el Estado había sido ineficiente en la realización de sus objetivos y que el mercado de tierras resultaría suficiente para alcanzar los propósitos de redistribución de la tierra.

La premisa básica de este modelo es que los campesinos deben ingresar al mercado de tierras mediante subsidios otorgados por el Estado que les permitan participar como compradores.

Esta figura implicó que la redistribución de las tierras pasara de estar controlada por el Estado, a una distribución por la vía del mercado.

En un nuevo informe titulado Un título de propiedad no basta: Por una restitución sostenible de tierras en Colombia, Amnistía Internacional explora los puntos débiles y los fallos en la implementación de una ley colombiana concebida para ayudar a devolver las tierras robadas a algunas de las víctimas del largo conflicto armado del país. 

Desplazamiento forzado 

1.        Casi seis millones de personas han sufrido desplazamiento forzado desde 1985, la mayoría a consecuencia del conflicto armado interno de Colombia. Esta cifra representa casi el 13 por ciento de la población del país, y significa que Colombia cuenta con uno de los índices de desplazamiento forzado más altos del mundo. 

Con el Programa Sembrar Paz UNIAGRARIA, ha logrado capacitar en emprendimiento y agronegocios a más de 38.000 jóvenes del sector rural.

La Fundación Universitaria Agraria de Colombia ? UNIAGRARIA, en cumplimiento de su misión formativa y compromiso con las comunidades vulnerables del país, viene desarrollando desde hace más de 12 años varios programas de extensión y Responsabilidad Social, los cuales tienen como propósito generar soluciones a problemáticas sociales en las diferentes regiones rurales, principalmente, mediante la implementación de proyectos de extensión, investigación y formación.

La Fundación Universitaria Agraria de Colombia - UNIAGRARIA, en cumplimiento de su misión formativa y compromiso con las comunidades vulnerables del país, viene desarrollando desde hace más de 12 años varios programas de extensión y Responsabilidad Social, los cuales tienen como propósito generar soluciones a problemáticas sociales en las diferentes regiones rurales, principalmente, mediante la implementación de proyectos de extensión, investigación y formación.

Mujeres afrodescendientes del norte del Cauca conocedoras del valor ancestral del territorio marcharon desde el Cauca, llegando hoy a Bogotá, para rechazar las amenazas de despojo territorial de la locomotora minero energética, las concesiones y títulos mineros a multinacionales y la presencia de grupos armados en su territorio.  Exigen a la Corte Constitucional y al gobierno nacional la protección de sus derechos colectivos e individuales.

Las mujeres Afrodescendientes nortecaucanas somos conocedoras del valor ancestral que tienen nuestros territorios. Mucha sangre de nuestros ancestros y ancestras fue derramada y mucha sangre de nuestras madres, padres, hermanas y hermanos ha sido derramada para conseguir estas tierras. Ellas nos enseñaron que la tierra no se vende, que debemos garantizar a los renacientes la permanencia en el territorio ancestral. Han pasado cuatro siglos y su memoria es nuestra memoria, sus prácticas son nuestras prácticas trasmitidas por nuestras abuelas y abuelos  y que hoy nuestras hijas y nuestros hijos continúan reafirmando. Nuestro amor por el territorio como fuente de vida y pertenencia ha sido la garantía para sostener uno de los patrimonio naturales y genéticos mas ricos del mundo. Nuestros territorios han sido de vida, alegría y paz.

Este martes se cumple una semana desde que mujeres afrocolombianas decidieran iniciar una larga marcha desde la comunidad de “La Toma”, en el municipio de Suárez, departamento del Cauca, hasta la capital Bogotá que significa un “ya basta” a la violación de sus derechos territoriales por parte de megaproyectos, en especial de minería trasnacional.

“Mientras caminamos vamos a contarle a toda la gente por lo que estamos pasando. Decidimos caminar y cantar, y no sentir miedo” dicen las mujeres. Una de ellas, Francia Elena Márquez, fue entrevistada para Radio Mundo Real en momentos en que la movilización dejaba el departamento del Cauca, al suroeste colombiano, para atravesar dos cadenas cordilleranas y arribar a la capital.

Son mujeres que llegan de frenar a las retroexcavadoras en varias de sus comunidades, creadas a partir del asentamiento de esclavos fugitivos de los grandes cultivos azucareros, cuyos derechos territoriales se encuentran a salvo solo en el papel.

En el diálogo se percibe un hartazgo de la situación de opresión múltiple por la que atraviesan: por mujeres, por afros, por campesinas, pescadoras y luchadoras sociales y defensoras de su territorio.