fbpx
VISITA NUESTRO
NUEVO SITIO WEB

 

 

 

 

Posts @IPDRS

Perú decidió optar por la vía diplomática como canal de solución frente a la controversia que tiene con Colombia sobre la restricción que pone este país al ingreso del arroz peruano a su mercado, informó el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Eduardo Ferreyros.

En marzo del año pasado, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) suspendió la entrega de permisos de importación de arroz argumentando riesgos fitosanitarios, lo que afectó a las exportaciones peruanas.

Ante dicha situación, Perú pidió a la Comunidad Andina (CAN) tomar cartas en el asunto y se inició un procedimiento sumario. A mediados de abril último el tribunal falló a favor de Perú por el cierre injustificado del mercado colombiano.

"Es cierto que el tribunal nos ha dado la razón y contamos con la posibilidad de sancionar. No obstante, creemos que el camino de amistad que tenemos con Colombia debe continuar y por eso preferimos seguir intentando por la vía diplomática", sostuvo el ministro.

En ese sentido, descartó la posibilidad de solicitar a la CAN aplicar la sanción respectiva al país vecino.

"Podemos afirmar que ambos países tienen la mejor voluntad de solucionar este tema lo más pronto posible", dijo tras participar en la Macrorrueda Colombo-Peruana, organizada por Proexport Colombia.

Sostuvo que una señal de esta buena disposición son las permanentes reuniones que sostienen representantes de ambos gobiernos, tanto en Perú como en Colombia.

Ferreyros precisó que el verdadero motivo por el cual se mantiene la restricción del ingreso del arroz peruano a Colombia es más un tema comercial que fitosanitario, como se alegó inicialmente.

"Los arroceros colombianos están pasando por un problema de precios y han tomado la decisión de no aceptar competencia por el momento. Eso es un error, pues no es la forma de solucionar estos problemas", concluyó.

Foto: Presidente de la República, Alan García, asiste a macrorrueda de negocios Colombo-Peruana 2010, en el hotel Los Delfines. Foto: ANDINA/Jack Ramón

Por Ana María Pino Jordán*

Disertación en el Foro de Presentación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Puno, Febrero 18 del 2010, evento organizado por SERVINDI con el auspicio de Oxfam América e IWGIA.

El tema que me han encargado es tratar dos conceptos que aparentemente, en su uso diario, se tratan como equivalentes o como sinónimos. Al igual que los organizadores, creo que es fundamental clarificarlos para poder ubicar en su real dimensión la Declaración de las NU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que está vigente desde setiembre del 2007. El tratamiento al tema es más de carácter conceptual, por consiguiente, sujeto a debate.

En el tiempo que sigue, pondré sobre el tapete los conceptos, intentaré una reflexión en torno al por qué y de dónde viene la confusión entre ellos y trataré de diferenciarlos con el objetivo de desembocar, con mayores recursos conceptuales en la Declaración de la ONU sobre los DDII.

Recojo, para los efectos, los significados de campesino e indígena que parecen en el diccionario de nuestra lengua oficial que es el castellano. Todo el mundo puede revisarlo en cualquier tiempo y lugar, de allí que lo prefiero a cualquier diccionario especializado.

Campesino:

Indígena:

1. Perteneciente o relativo al campo.

2. Propio del campo.

3. Dicho de una persona: Que vive y trabaja   de ordinario en el campo.

Categoría sociológica que se aplica al poblador rural que trabaja la tierra y la hace producir.

1. Originario del país de que se trata.

2. Relativo a una población originaria del territorio que habita.

3. Sinónimo: oriundo, nativo, originario, aborigen.

En sentido estricto, se aplica a las etnias que preservan las culturas tradicionales no europea.

Como verán, se trata de dos categorías distintas que ni siquiera podrían utilizarse indistintamente.

Sin embargo, los organizadores de este evento, han determinado como eje temático, revisar qué es lo campesino y qué es lo indígena, lo cual está indicando la necesidad de diferenciarlos.

En mi percepción, la confusión de conceptos viene recién desde las primeras décadas del siglo pasado.

Durante la colonia, existió formalmente una república de indios, a la que pertenecían hasta cierto punto los mestizos; y una de españoles, así que las identidades eran claras. Ojo que no me refiero a la situación de los indígenas, sino a que no había confusiones de identidad. En ese entonces república no tenía el significado que hoy tiene y era entendida como "cosa pública" o res publica (en latín).

A los mestizos les fueron endilgando el apelativo de "cholo" como peyorativo (cholo, según Garcilazo, significa perro que a su vez proviene probablemente del vocablo aymara chulu o chulo).

Con la república moderna, todos nos convertimos en peruanos y allí creo, como varios intelectuales, entre ellos Gonzáles Manrique1, que comenzó el problema de identidad porque si bien se declaró que todos éramos iguales ante la ley, sólo tenían ciudadanía los hombres que sabían leer y escribir hasta Ramón Castilla que les dio cuasi ciudadanía a negros e indios. La mujer que sabía leer y escribir tuvo oficialmente ciudadanía en 1956 y la ejerció realmente, casi 10 años más tarde (1963). Los analfabetos recién son reconocidos para efectos de ejercer sus derechos ciudadanos completos, en la constitución de 1979.

En los años 20 del siglo pasado, se consolida un gran movimiento indigenista, reforzado por la corriente antropologista de América del Norte. La lucha de ellos logra que se reconozca a la comunidad indígena primero, comunidad campesina después, como institución conformada por familias campesinas que se organizan bajo determinadas normas y parámetros sociales y culturales; las normas son las del cooperativismo de la época y la institución se forma sobre la base de los núcleos escolares, que a su vez se estructuraron sobre la base de los antiguos ayllus. Es con la reforma agraria y en el gobierno militar de Juan Velasco que se les da estatus a las comunidades campesinas y a las comunidades nativas de pueblos amazónicos.

Entonces, es desde la creación de la república moderna, que fue el resultado de la lucha de los criollos (hijos de españoles nacidos en las Américas) por la igualdad de derechos frente a los españoles peninsulares, que la situación de la población nativa del Perú es de exclusión o invisibilidad bajo la premisa que todos somos peruanos. No sólo es excluida sino también discriminada en términos racistas; "indio" se convirtió en insulto, básicamente porque la consolidación de la república se basó en un sistema económico de explotación de la tierra que originó despojo y explotación de mano de obra rural (los terratenientes detentaban el poder económico y político). Todos recordamos seguro relatos como los recogidos por Arguedas, Alegría, López Albújar, Scorza y estudios como los de Malpica.

El problema de racismo y discriminación se va evidenciando con el intenso proceso migratorio del campo a la ciudad que comienza en la década de los 50 y se agudiza en la de los 60. Sin embargo, la "Revolución" emprendida por los militares en 1968, puso fin a una época. Su objetivo fue la modernización del país en un modelo de sustitución de importaciones y desarrollo de las fuerzas productivas. Para ello puso en marcha un gran "sistema de movilización social" que incluyó el control de los medios y su lema más importante fue "campesino, el patrón no comerá más de tu pobreza". Fue tan fuerte el impacto de esta campaña, que el nacionalismo se popularizó, y entre otras cosas hizo que la palabra indio se enterrara en las profundidades del yo oculto y para expresarla públicamente se sustituyó por la de campesino.

Han pasado los años y vemos hoy que la sociedad peruana es racista pero de un racismo y discriminación encubiertos. Felizmente, eso está cambiando debido entre otros, al proceso de globalización que hizo emerger la necesidad de mirar, y mirarse, al otro diferente (sea nativo, o migrante) como un igual legítimo. No en vano la declaración de las NU sobre Pueblos Indígenas se aprobó luego de 20 años de discusión y negociación.

Para terminar esta parte, muy resumida por cierto, debo señalar que la connotación peyorativa de "indio" arrastró, en el sentimiento de la población que se sentía menospreciada o discriminada, a la palabra indígena. Hasta hace poco tiempo, por ilustrar casos de nuestra región, se rechazaba enérgicamente el ser considerado indígena. Etimológicamente, indígena viene del latín "indius genitus" que quiere decir "nacido - engendrado - en un lugar". Eso de que Colón llamó a la población que encontró "indios" porque pensó que había llegado a las Indias Orientales es también válido, no hay que olvidar que España denominó al nuevo mundo como Indias Occidentales.

Enseguida voy a mostrar una serie de fotos de campesinos y de indígenas para ubicar en la práctica, las semejanzas y las diferencias. Al mirar las fotos, por favor, vayan ubicando si se trata de campesinos o de indígenas.

Podemos ahora, caracterizar ambas categorías.

Semejanzas

1. Ambas palabras son adjetivos en cuanto califican o dicen algo de sujeto o sustantivo

2. Ambas palabras personifican a peruanos que ocupan áreas rurales

3. Tienen como actividad económica la producción agrícola y/o pecuaria

Diferencia

Campesino:

  • Ocupa la tierra con un sentido de suelo que hay que hacer producir y/o como recurso económico
  • La actividad agropecuaria sustenta su vida; constituye su ingreso económico más importante.
  • Hay pequeños, medianos y grandes campesinos porque es una categoría socio-económica
  • Está arraigado en el área rural (no hay campesinado que realice su actividad en la ciudad)
  • Generalmente es monolingüe (castellano)
  • Su vestimenta es igual o muy parecida entre las distintas regiones del país e inclusive entre los países
  • No se reconocen étnicamente
  • Sus autoridades, formas de organización y leyes son las del país, entre otros porque son sujetos individuales

Indígena:

  • Ocupa la tierra con un sentido de territorio (madre tierra) donde él mismo es parte
  • La actividad agropecuaria es una de sus estrategias de auto-sostenimiento. Su economía es diversificada.
  • No hay pequeños, medianos ni grandes indígenas porque es una categoría socio-cultural
  • No necesariamente realiza sus actividades en el campo. Hay indígenas arraigados fuera de su territorio.
  • Generalmente es bilingüe pues maneja una lengua materna distinta al castellano
  • Su vestimenta los identifica.
  • Se adscriben étnicamente a un grupo o nación o pueblo)
  • También respeta a sus propias autoridades, sus formas de organización y sus normas, entre otros porque son sujetos colectivos

Podría continuar apuntando diferencias como por ejemplo que tienen un sentido o filosofía de vida distinto, también un sistema de creencias, etc., etc.; sin embargo, marcar las diferencias interesa, en este momento, para entender los alcances de la Declaración de las NU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Y es que las Naciones Unidas otorga derecho a la autodeterminación sólo a los que se consideran PUEBLOS. Ya en 1986, la UNESCO propició un gran debate y reconoció la existencia de un pueblo como grupo diferenciado dentro de un Estado. Le dio existencia a un pueblo si este era caracterizado como grupo étnico, minoría o pueblo indígena.

Esa caracterización se basó en elementos objetivos y subjetivos. Los primeros referidos al vínculo común entre sus miembros, y que los diferencia de otros; vale decir, una tradición histórica común, una identidad, un mismo sentido cultural y de creencias, una lengua común, una unidad territorial (ya sea de ubicación o procedencia) y en algunos casos una unidad de rasgos raciales. Los segundos referidos a un sentido de pertenencia, vale decir la adscripción (acto conciente) por parte del grupo de ser considerado un pueblo y a su voluntad de que se le identifique como tal, para lo cual deberían contar con "instituciones u otros medios de expresar sus características comunes y el deseo de mantener su identidad"2.

Por supuesto que estas consideraciones que no dejan de ser teóricas o académicas, arbitrarias para algunos, están sujetas a debate; sin embargo, constituyen ya un instrumento jurídico de derecho internacional; por ejemplo, el hecho que para NU Pueblos indígenas son "los que poseen una continuidad histórica respecto de las sociedades precoloniales que existían en un territorio dado, que se consideran distintos a los sectores dominantes de la sociedad y que tratan de preservar, desarrollar y transmitir a las generaciones futuras sus territorios ancestrales y su identidad étnica, como base de su existencia continuada como pueblos, de acuerdo con sus características culturales, instituciones sociales y sistemas legales."3.

Finalmente para terminar, es necesario precisar que con la construcción de los Estados modernos como "comunidades imaginadas"4, todos los que nacemos en un mismo territorio somos indígenas de ese territorio; así los argentinos son indígenas de Argentina, los franceses son indígenas de Francia, los japoneses serán indígenas de Japón, etc. La diferencia es que los pueblos llamados hoy indígenas se corresponden a "comunidades históricas" cuyo origen fue construido muchos siglos antes de las decisiones impuestas por la modernidad occidental. Son también llamadas naciones originarias.

El debate debe continuar. Muchas gracias.

-

Notas:

1. Gonzáles Manrique, Luis E. "¿Quiénes somos? Multiculturalismo y relaciones interétnicas en América Latina." En: Crónicas Urbanas. Análisis y perspectivas urbano-regionales. Cusco: Centro Guaman Poma de Ayala. Año X. Nº 11, 2006, pp. 39-52.

2. Musgrave, Thomas D. 2000. Self Determination and National Minorities, Somerset: Oxford University Press. Pág. 20

3. Martínez Cobo, José. Relator Especial de la ONU, en 1986.

En: http://es.wikipedia.org/wiki/Derecho_de_autodeterminaci%C3%B3n

4. En la definición de Benedict Anderson (1993) "comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana", citado por Ramón Pajuelo en Reinventando Comunidades Imaginadas: Movimientos indígenas, nación y procesos sociopolíticos en los países centroandinos. Lima, Perú: IFEA/IEP, Diciembre 2007. 173:16pp.

-

(*) Ana María Pino Jordán es promotora de la Casa del Corregidor; e-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Adolfo de Córdova Vélez, ministro de Agricultura de Perú, informó que solicitarán la sanción por no acatar fallo del tribunal andino para el ingreso del arroz peruano al mercado colombiano.

"Nos hemos dirigido a la Comunidad Andina para que aplique las sanciones a Colombia ya que este país no acata el fallo dado por el Tribunal de la CAN del el ingreso de arroz peruano a su mercado, lo que está afectando a los productores peruanos",  dijo el ministro, citado por la agencia oficial Andina.

Sostuvo que el ministerio ha realizado una serie de gestiones para que el mercado colombiano  acate la decisión de la Comunidad Andina (CAN), que falló a favor de Perú, sin embargo hasta el momento no tiene respuesta positiva. 

El ministro informó que el año pasado el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) suspendió la entrega de permisos de importación de arroz argumentando riesgos fitosanitarios, lo que afectó a las exportaciones peruanas.

"Ante esa situación, Perú pidió a la Comunidad Andina tomar cartas en el asunto, por lo que se inició un procedimiento sumario por desacato del gobierno de Colombia a los acuerdos al interior de la Comunidad", dijo. 

A mediados de abril, el tribunal falló a favor de Perú en su demanda contra Colombia por el cierre injustificado de su mercado y se espera que este país permita lo más pronto posible el ingreso del cereal nacional.

De Córdova señaló que se está invocando al gobierno colombiano a que finalmente acate el fallo de la CAN porque de lo contrario tendrá que aceptar la sanción correspondiente. 

Colombia anunció a fines de agosto la suspensión temporal de la importación de arroz, inclusive a sus socios andinos de Ecuador y Perú, para proteger a los productores nacionales.

El ministro colombiano de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, dijo a la prensa que "en este momento está saliendo una cosecha importante en el interior del país, (por lo que) autorizar importaciones de arroz llevaría a un gran desorden (del mercado) y  a una depresión del precio para los productores nacionales".

 

Foto: www.agronet.com.mx/cgi/articles.cgi?Action=Vi...

Los gobiernos de Perú y Ecuador suscribieron ayer una declaración conjunta para la convocatoria a la licitación internacional del proyecto binacional de irrigación Puyango-Tumbes, que requerirá una inversión total de 296 millones de dólares.

La declaración fue firmada en el Palacio de Gobierno de Lima, por el ministro peruano de Agricultura, Adolfo De Córdova, y por el ministro de Agricultura, Ganadería, Acuicultura y Pesca de Ecuador, Ramón Espinel Martínez, en presencia del presidente de Perú, Alan García.

La declaración suscrita permitirá que se realice una convocatoria para seleccionar a la empresa a cargo de elaborar el estudio, expediente técnico y ejecución de la obra, bajo la modalidad de concurso oferta.

También a la empresa encargada de la supervisión y fiscalización de la obra y al organismo administrador del proyecto, que permitirá ampliar la frontera agrícola en 22.000 hectáreas en Ecuador y mejorar el riego de 4.250 hectáreas y ampliar la frontera agrícola en 15.300 hectáreas en Perú.

El proyecto comprende la construcción de una represa y un canal de irrigación de 58 kilómetros en Perú y otro de 21 kilómetros en Ecuador.

El presidente peruano destacó en la ceremonia los fuertes vínculos entre ambos países, que, según dijo, son "una sola realidad" y unidos pueden "hacer cosas extraordinarias y pesar más ante el continente y el mundo".

"Es el intento, hasta ahora, certero de convertirnos en un solo país con Ecuador, de crecer juntos y de mirarnos de manera tal que no quede resquicio a duda de que yo gano para que el otro pierda, de ninguna manera", señaló.

García aseguró, además, que "jamás" en la historia dos pueblos que estuvieron enfrentados durante décadas por diferencias territoriales han reconstruido tan rápido sus relaciones de fraternidad y afecto.

"Ese milagro se está logrando. Es un milagro que va más allá de los hospitales y carreteras. Es el amor trascendental de los pueblos y de demostrar con toda modestia que dos pueblos en desarrollo pueden acelerar el paso para encontrarse", añadió.

Tras quince días de paro, el conflicto de La Convención encontró una salida negociada ante la insistencia de distintos sectores de la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo, que alertaban la posibilidad de un desenlace violento dada la intransigencia del Ejecutivo y las obstaculizaciones promovidas por los núcleos más duros dentro de la protesta. La paralización fue suspendida al aceptarse las demandas centrales de la población: para empezar, la reserva de Megantoni no será afectada por las tuberías del transporte de gas, que tendrán otro recorrido; se construirá una planta de procesamiento en Kepashiato y, lo más importante, se estableció que las reservas gasíferas del lote 88 se dedicarán íntegramente a atender el mercado interno, además de acordarse que el precio del balón de gas en La Convención, será equivalente al de Lima, corrigiéndose una situación paradójica y abusiva por la que en esa provincia se pagaba hasta el doble del precio de la capital.

La pregunta de fondo, sin embargo, es si los acuerdos logrados suponen el final del conflicto, como todos queremos o son sólo un paréntesis. La respuesta no es fácil, máxime si observamos el comportamiento del gobierno post conflicto de Bagua y su resistencia a cumplir cabalmente con lo establecido por las partes en aquella ocasión.

Que el gobierno no esté dispuesto a negociar disputas y diferencias que cuestionan el corazón del modelo económico y evidencian sus grandes contradicciones y arbitrariedades, resulta hasta comprensible, como lo resulta también su reiterada incapacidad para prevenir muchos de estos conflictos. Lo que aparece incomprensible es la persistencia por volver a la postura original que se encontraba a la base del conflicto, como lo muestra el caso de Bagua, ahora que el propio Presidente ha observado la ley de consulta y simultáneamente impulsar una ley forestal que nuevamente afecta a las poblaciones indígenas.

¿Ocurrirá lo mismo con el caso de La Convención y el gas? Difícil saberlo. El tema es complejo, porque el gobierno ya tiene comprometida la exportación de casi la mitad de las reservas del lote 88, por lo que cumplir su palabra implica revisar el contrato con la empresa, con lo que se abre un flanco para la discusión más amplia sobre el tema del gas. Adicionalmente, eso debilita el blindaje legal que con tanta laboriosidad se ha construido y argumentado para proteger los distintos contratos que atentan groseramente contra el interés nacional.

En esta situación, es interesante preguntarse qué fue lo que llevó al gobierno a retroceder de su posición inicial. Ciertamente la fuerza y la duración de la protesta fueron elementos importantes; el pronunciamiento de distintos sectores exigiendo diálogo, también. Sin embargo, creemos que el factor que aceleró su decisión fue la difusión y rápida multiplicación de imágenes en las que pobladores y amas de casa de La Convención denunciaban el escandaloso precio del cilindro de gas. Al mostrar la desprotección de los usuarios locales de gas doméstico, esas imágenes podían cambiar el sentido de la opinión pública sobre un conflicto que aparecía como focalizado y abstracto, pero que en su interior movilizaba un tema clave: la manera en la que en los últimos años estamos hipotecando nuestros recursos extractivos.

Así las cosas, creemos que frente al conflicto de la provincia cusqueña, el gobierno ha actuado pragmáticamente. Ha asumido compromisos que niegan su acción a lo largo de su gestión y que escapan del fundamentalismo de su «pensamiento perro del hortelano», seguros que lograrán transferirle al próximo gobierno el problema mayor, que es la exportación del gas y el abastecimiento del mercado interno. Lo hicieron por necesidad, pero quizá también por temor a la posibilidad de que el sentido común empate con un discurso sobre el interés nacional, un discurso que aluda a elementos democráticos e incluyentes. Lástima que por el momento un discurso de estas características es más un deseo que una realidad.

desco Opina / 20 de agosto de 2010